Capítulo 4.

1.4K 188 172
                                    

Los pequeños esqueletos llegaron a casa, el mayor de ellos llevaba al menor dormido en sus brazos mientras observaba con cuidado cada parte de la casa. A Gaster le hubiera encantado poder explicarles que no sintiera miedo, que allí podía sentirse seguro, como si estuviera en su propia casa. Para su desgracia, tener un idioma diferente al de todos lo jodia en muchas ocasiones.

Cuando el chico se hallaba en medio de la sala confirmó que nada parecía fuera de lo normal, parecía ser una casa hecha y derecha, como en la que una vez soñó estar. Se giró para quedar frente a frente con Gaster. -¿Cómo puedo estar seguro en que puedo confiar en su palabra, Doctor?

-¿Doctor? -Gaster suspiró derrotado aunque sabía que era normal que los niños lo confundieran con uno, pero eso ya comenzaba a molestarlo un poco. De todas maneras no debía dejarse llevar por esas cosas ahora pues se suponía que debía sentirse feliz, al parecer sus objetivos se estaban realizando de manera rápida y limpia. -Tú puedes confiar en mí, soy un hombre de palabra. Ahora, me gustaría saber tu nombre, ya que tú sabes el mío.

El niño no sabía que contestar, ni siquiera sabía de qué demonios estaba hablando aquel extraño doctor. Aunque quisiera al menos inventar algo no sabría si él podría entenderlo. Quizás nunca podría entenderlo. -Eh...

-Oh, es cierto, perdóname... -Gaster instintivamente se disculpó moviendo sus manos. -Iré por... eh... ¿dónde fue que lo dejé? -Gaster subió a su habitación rápidamente en busca de algún cuaderno o libreta nueva para poder comunicarse con el niño. Buscó entre sus cajones y ropa hasta que encontró una pequeña y antigua pizarra portátil que antes utilizaba, la cogió y corrió hacia abajo con ella y un marcador especial para esta. -Creo que esto ayudará. -Dijo escribiéndolo sobre la pizarra al mismo tiempo. Borró, y escribió una pregunta; ¿Cómo te llamas?

-... yo...

-"No dudes, confía en mí".

-Yo... Sans, me llamo Sans. Y... él es mi hermanito pequeño P-Papyrus...

-Ya veo... "Bueno, es un gusto conocerte, Sans".

-... -Gaster notaba al chico muy inquieto y cohibido, como si frente a él pareciera un monstruo.

-"No tienes por qué temer de mí. No te haré ningún tipo de daño a ti ni a tu hermano, así que no tienes por qué temer." -Escribió.

-No, no es eso... Gracias por... darnos un hogar.

-Oh... e-eso, bueno, suena... esa palabra suena mucho más afectiva de lo que creí, y creo que no es un concepto que debas utilizar en un momento como este... Oh, vaya. -Gaster miró a los pequeños, el pequeño llamado Sans lo miraba directamente con una expresión triste pero a la vez feliz. No sabía cómo explicar las emociones que ese niño lo hizo sentir en ese instante, se sentía tan... ¿bien? Pero, ¿por qué? ¿Acaso el niño no entendía que él los había traido hasta su casa sólo para experimentar con ellos? Quizá su capacidad de analizar las cosas aún no estaba muy bien desarrollada, o quizá la idea le había pasado por la cabeza pero que ya había olvidado. Gaster sabía que eso estaba mal, lo que hacía con esos niños era algo que nunca pensó que haría, jugar con sus sentimientos...

Sabía que no debía relacionarse con ellos pues para él no eran nada más que sus conejillos de Indias.

*************

Gaster aprovechó las últimas horas antes de que oscureciera para enseñarles a los niños sus respectivas habitaciones, también les dio a conocer las reglas de la casa, lo que se debía y no debía hacerse, donde y donde no debían meterse. Uno de esos lugares era su habitación y el horno.

La actitud del mayor, Sans, seguía siendo callada y distante, mientras que la del menor, Papyrus... Bueno, Gaster debía correr hacia todos lados para evitar que no cayera por las escaleras o le cayera algo encima. En sí era muy hiperactivo y no paraba de gritar el nombre de su hermano para que lo siguiera, a lo que el mayor corría a detenerlo. No podía entender de dónde sacaba toda esa confianza para recorrer la casa de un extraño, todo lo contrario a Sans.

Shadows At Noon.Where stories live. Discover now