Capítulo 11.

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-¡Hola, Grillby! -Sans tomó asiento en los taburetes de la izquierda dejando su nuevo cuaderno junto con sus nuevos lápices de colores sobre la barra.

Grillby entró desde la puerta detrás de la barra al escuchar la voz de Sans. -Sans... ¿qué haces aquí? -Dio una mirada hacia las mesas y los extremos de la barra en busca de Gaster, pero este parecía no estar en ningún lado. -¿Dónde está el Dr. Gaster? ¿Te escapaste?

-Nah, él viene en camino. -Respondió el chico con total tranquilidad abriendo su cuaderno. -Dijo que me adelantara mientras hacía dormir a Papyrus... ¡se me quedó el color rojo! Rayos...

-Mm, ya veo... ¿Cómo está tu hermano?

-¡Oh, Papyrus está bien! ¡El doctor le está enseñando a escribir!

-Me alegro por él, ¿y cómo lo hace?

-¡Excelente! Mira esto... -Sans buscó entre las primeras páginas una hoja en la cual habían letras y palabras esparcidas por todos lados, tomó el cuaderno y se lo mostró a Grillby. -¡Escribió mi nombre! Aunque la "s" está al revés... ¡pero no importa, porque mi hermano lo hará mucho mejor si sigue practicando! O al menos eso dice el doctor...

Grillby podía sentir un agradable cambio en Sans, seguramente adquirido por el Dr. Gaster, que le transmitía en su manera de actuar y en su sonrisa. Era una de las pocas veces que veía a Sans sonreír sinceramente y con alegría, aspectos que en verdad le alegraba ver cambiar en él.

Otra de las cosas que pudo notar en él fue la manera en la que se refería al hombre cuyo nombre no había olvidado, el Dr. Gaster, pues ya no oía insultos o malas palabras hacia él provenientes de la boca de Sans sino que más bien había un poco de tregua y paz. Sin embargo, tampoco podía asegurar del todo que entre ellos ya habían arreglado sus diferencias, eso se lo tenía que confirmar el mismísimo Sans.

-Oye, veo que te llevas bien con el doctor... Ya no vienes a verme tan seguido, por lo que supongo que deben divertirse con él en casa. Eso es bueno.

Sans dejó el lápiz azul sobre el cuaderno y levantó la vista del dibujo de inmediato. -¡O-Oye, no creas que con ese anciano somos amigos! ¡Es solo que él...! Él... -Sans cerró la boca y volvió rápidamente a su dibujo. -... bueno, q-quizás un poco... ¡P-Pero eso no significa que seamos amigos!

-Sí, claro...

-¡Hey, no miento!

-Ajá. -Grillby desenvolvió un paño y comenzó a limpiar la barra.

-¡Grillby...!

El sonido de las campanillas de la puerta al abrirse les dio aviso al par de amigos de que alguien había llegado. Ambos miraron hacia la puerta para dar con nadie más que Gaster, quien cerraba la puerta con cuidado mientras buscaba a Sans entre la multitud. Al encontrarlo fue hacia él mientras arreglaba el cuello de su suéter.

Grillby saludó al hombre de negro que llegaba con su distinguida pizarra. -Buenos días, doctor.

-"Buenos días, señor Grillby. Es un placer verlo otra vez". -Tomó asiento al lado de Sans y metió su mano derecha a su bolsillo. -"Ten, se te quedó en la cocina".

-¡Mi lápiz! -Sans tomó el lápiz rojo que se le había olvidado en casa, sintiéndose salvado por Gaster puesto que si no fuera por él la bufanda de Papyrus hubiera terminado de color naranja. -¡Gracias!

-"Por nada... ¡pero para la próxima cuida bien de tus cosas!". -Al parecer a Sans los términos como "orden" y "cuidado" no entraban muy bien a su diccionario. Gaster había pasado toda la mañana buscando su zapatilla izquierda pues a Sans se le había olvidado donde la había dejado, y lo mismo había pasado con su cuaderno y sus calcetines.

Shadows At Noon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora