Capítulo 5.

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Primera prueba: Fuerza.

Gaster no quería perder tiempo en su investigación, los niños le habían pedido ir a jugar afuera de la casa unos minutos y esa era una buena oportunidad para poner en práctica los poderes del mayor. Gaster los mantenía bajo su cuidado de pie al lado de una pila de leña mientras que ellos corrían en el patio trasero. Por lo que veía el menor tenía mucha más energía que el otro, más resistencia física. Anotaba todo en una pequeña libreta de apuntes en la cual escribía todo lo que pasaba.

-Es hora de la primera prueba. -Pensó materializando una de sus manos detrás de unos arbustos, con esta agarró una piedra y se la lanzó al mayor. Este al verla venir la detuvo con sus poderes, dejándola luego en el piso sin notar nada.

-¡Sans, mira!

-¡Ya voy...!

-500 gramos, superado. -Anotó en la libreta. -Veamos con un poco más de peso... -Repitió el mismo procedimiento con otra roca de 5 kilos, la cual el chico pudo atraparla sin problemas. Luego, con la ayuda de tres manos hizo rodar un tronco de 15 kilos hacia ellos "desde la nada".

-¡Sans! -Gritó Papyrus.

-¡Cuidado!

Sans detuvo el tronco antes de que chocara con ellos.

-¡Sans, eres asombroso...!

-Sorprendente, pero... -A Gaster simplemente 15 kilos no le bastaban, necesitaba exprimir toda la fuerza del chico para saber de qué era capaz y hasta donde podía llegar. Por eso, utilizando más manos, arrancó un árbol del suelo y dejó que este cayera hacia ellos, pero lo que no notó es que estos no lo habían visto venir. -¡...Niños! -Gritó dejando caer su libreta y pluma ante el susto.

-¡Sans! -Papyrus apuntó hacia atrás al darse cuenta del árbol que venía hacia ellos.

-...! -Sans cerró los ojos estirando ambas manos hacia adelante, alcanzando a detenerlo con su magia. Sin embargo, sus rodillas temblaron y cayó de rodillas por el peso del árbol, era demasiado para él y Gaster lo supo enseguida. -¡Nn...!

Gaster tomó el mando de la situación encargándose del árbol por sí mismo, lanzándolo lejos de los niños con la ayuda de su propia magia que para él era un peso insignificante. Sans jadeaba por el cansancio, Papyrus lo ayudó a levantarse, lo abrazó asustado pero a la vez orgulloso por haber sido salvado por su heroico hermano mayor.

Gaster se dirigió hacia ellos con la pizarra en las manos. -"¡¿Están bien?!"

-¡Sí! -Respondió Papyrus. -¡Muchas gracias por salvarnos, Señor doctor!
Gaster suspiró aliviado, sin dejar pasar por alto la mirada asesina de Sans sobre sus hombros. Sabía que el chico no era un idiota, y eso le daba buenas impresiones acerca de su capacidad intelectual, incluso si eso arruinara su investigación a futuro.

************

Sans no había tocado su almuerzo para nada, Papyrus había terminado de comerse su plato. Gaster entendía su molestia y el profundo odio que le transmitió durante toda la hora del almuerzo, pero sinceramente él nunca pensó en lastimarlos, había sido un descuido de su parte, una falla de cálculos que casi les cuesta la vida. ¿Arrepentido? Quizás un poco, pues si no hubiera hecho eso no hubiera obtenido los resultados que buscaba. Ahora sabía que no debía subestimarlo.

-¡Muchas gracias! -Dijo Papyrus. -¿Puedo ir a mi habitación?

Gaster asintió con la cabeza. -Sí, adelante...

-¡Gracias!

Papyrus se despidió y fue a su habitación, dejando a Sans aún en su asiento sin quitarle la vista de encima al científico. Gaster se levantó de la mesa para lavar los platos, la sensación de que lo vigilaban por la espalda lo inquietaba un poco. Se sentía como un ladrón en la mira. Prendió el grifo del agua mojando la esponja.

Shadows At Noon.Where stories live. Discover now