Capítulo 26.

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Bueno, ¿qué más podía hacerse? Todos alguna vez hemos visto a una pareja de novios enojados uno con el otro por X razón, y todos sabemos cómo se comportan por separado. Por ejemplo, cuando se ignoran mutuamente por orgullo, como cuando se evitan a toda costa para no querer recordar su rostro y evitar el enojo o la pena que los llevó a esos extremos... Aquellas actitudes que hacen conscientes y parecieran que fueran completos extraños o personas indeseables, separados cuando realmente no deberían estarlo pero donde el dolor se los impide.

Exactamente esa era la situación que vivían Gaster y Grillby, más o menos.

Para Gaster no era muy grato tener que vivir con la indiferencia de Grillby, soportar su silencio o las noches en que dormía solo pues este a veces nunca llegaba a casa y cuando lo hacía seguía con lo mismo, ignorándolo. Gaster intentaba hablar con él cuando se encontraban solos en casa pues no quería que los niños estuvieran envueltos en sus problemas pues ellos no tenían la culpa de su atrevido error de la otra noche, pero claro, Grillby sólo se hacía el sordo, y eso dañaba más y más el pequeño y frágil corazón del científico que ya no sabía qué hacer para arreglar las cosas. Al menos, hacer otra cosa estúpida no era la opción.

Aunque el doctor tratara de verse tranquilo ante los niños sabía perfectamente que estos eran lo bastante inteligentes como para ya haberse dado cuenta, y ya lo habían hecho y no era extraño que uno los viera escondidos detrás de los umbrales de las puertas o en la cima de la escalera viendolos a Grillby y a él ignorarse mutuamente en la misma habitación. Pero como ya lo había dicho antes, eran inteligentes, y por eso preferían no decir ni preguntarles nada para no empeorar las cosas, aunque eso no significaba que no les afectara. Entre los cuatro ya no podían hacer nada juntos ni cenar todos en la misma mesa, era como si ninguno de los dos se conociera.

¿Acaso Grillby se había aburrido de ellos? ¿Ya no los quería? ¿Habría encontrado otra familia?

-¡Papá! -Papyrus llegó corriendo de la cocina a colgarse de la mano de Grillby.

Este lo elevó hasta arriba y lo tomó entre sus brazos. -Dime, ¿Sans te volvió a molestar?

-Nop, él está comprando con mi otro papá... ¿podemos ir a Waterfall a pasear en la noche? ¡Así como la semana pasada!

-¡Eso sería maravilloso! Podemos ir cuando quieras, esta semana trabajo hasta temprano. Sólo dime y vamos.

-¿Todos juntos? -Preguntó emocionado, sin embargo, aunque Grillby no tuviera rostro supo que esa pregunta había deteriorado las cosas y a él. -Um...

Grillby lo dejó en el suelo. -No lo sé, Papyrus... Después lo vemos. -Acarició su cabeza antes de marcharse.

-Oh, eh... ¡está bien, no te preocupes! -Le gritó desde la puerta. -No te preocupes... -Murmuró mirando hacia el suelo y cerrando la puerta.

-Papyrus, te dije que no hablaras con ninguno de los dos y menos para pedirles hacer algo en familia... ¿acaso no te dije que no te van a hacer caso? -Le dijo Sans sentado en la escalera.

-Pero papá dijo...

-Dijo, son solo palabras y nada más.

-¡Mentira! Y-Yo... ¡vamos a ir a pasear como familia!

-Están enojados idiota, está claro que no vamos a ir a ninguna parte al menos los cuatro juntos...

-Pero Sans...

Sans miró hacia otro lado cansado de los peros de Papyrus, estaba tan estresado con la situación que debía vivir que soportar ahora a su terco hermano era más que suficiente. Subió las escaleras, necesitaba dormir para relajarse y no tener que terminar peleando con Papyrus o haciendo cualquier otra tontería.

Shadows At Noon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora