Capítulo 24.

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La vida está llena de sorpresas.

Lamentablemente, para aquellos enamorados, la sorpresa no había sido más que un susto, un baño de agua fría, más bien congelada, que dejó a ambos paralizados.

-Oh, mierda... -Susurró Grillby cerrando sus ojos y pasando sus manos por su cara en profundo dolor y decepción de sí mismo, se había olvidado por completo de cerrar la puerta con seguro, había quedado tan cansado que ni siquiera pudo recordarlo y en vez de eso se había quedado dormido pensando que todo estaba bien.

Y no, nada estaba bien.

Pero definitivamente el que en verdad quería morirse en ese momento fue Gaster. Quieto como una estatua sin dejar de pensar "A la mierda... ¡todo se fue a la mierda!". Su hijo aún estaba en la puerta observando cómo su padre seguía acostado con Grillby, ¡hombres y desnudos! ¡¿Qué más se podría pensar de eso?!

Gaster miró a Grillby, su mirada le imploraba que hiciera algo o él moriría en ese instante, pero desgraciadamente no había nada más que hacer que decir la verdad.

Grillby sonrió pero sin dejar su nerviosismo de lado. -Ellos son inteligentes, entenderán... -Murmuró con su voz que le decía y hacía sentir a Gaster que todo saldría bien.

A Gaster le hubiera encantado matarlo ahí mismo si no fuera porque lo amaba, no sabía cómo podía sentirse y mostrarse tan confiado en sus palabras y más en una situación tan complicada como esa. Para él no le era fácil ni imaginarse contándoles a sus hijos con tanta normalidad sobre su relación, tal vez ellos no lo tomarían tan bien como Grillby y él, eran niños y obviamente no era un tema muy natural o "normal" como para hablar de él aún en su edad. Pero ya no podía hacer nada, Papyrus estaba allí parado esperando una respuesta y Gaster debía dársela, fuera cual sea su respuesta.

Después de aceptar la realidad ambos hombres se sentaron en sus respectivos lugares, ocultando su desnudez debajo de las sábanas, obviamente.

Gaster se encontró con la confundida mirada de su hijo menor, quien aún seguía debajo del umbral de la puerta sosteniendo su manta de la buena suerte que su padre usaba a veces para hacerlo dormir en el salón.

-¿Papá...? -Volvió a preguntar esta vez más tímido y con su tono de voz más bajo.

-Uh, Papyrus, yo... -Titubeó Gaster.

-¡Papyrus! -Se escuchó la voz de Sans acercándose llamando a su hermano por el pasillo.

Fantástico.

-Papyrus, te he dicho miles de veces que cuando despiertes no... -La voz del mayor se apagó sin terminar lo que le estaba diciendo a su hermano al ver a la pareja sobre la cama cuando había llegado al lado de este. -...que... uh... ¿Grill...by?

-B-Buenos días, Sans... -Lo saludó el hombre de fuego. -¿Qué mierda acabo de hacer...?

-Quiero morir...

Gaster no pudo evitar ocultar su rostro con una almohada, porque con sus manos no serviría de nada pues estaban más agujeradas que él.

Oh, más vergüenza.

Grillby se dio cuenta de que Gaster no podría explicarles, ni siquiera decir alguna palabra, él pánico se había apoderado de él y con eso ya era señal de que debía afrontar y hacerse cargo de su falta.

-M-Muy bien... ¿a-alguno de los dos puede explicarnos qué pasa...aquí? -Preguntó Sans, el cual recibió debajo de su brazo el abrazo de Papyrus quien al igual que él aún seguía sin entender nada.

-Ah... Niños, vengan y tomen asiento, su padre y yo... debemos decirles algo.

Los niños siguieron las órdenes de Grillby. Sans ayudó a Papyrus a subir a la cama y luego este subió por su propia cuenta, ambos se sentaron a los pies de los adultos pues no había más espacio.

Shadows At Noon.Where stories live. Discover now