CAPÍTULO 2

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Aquella noche de enero hacía frío, pero Isabel casi no lo notaba aun con la chaqueta abierta. Su mente estaba tan absorta que apenas percibía la temperatura del exterior. El trayecto hasta la villa familiar en la urbanización de "la Finca", en Pozuelo de Alarcón, fue tranquilo y en silencio. No dejaba de darle vueltas al hecho de que su padre se viese con una mujer joven, una hermosa mujer joven.

Cuando apareció ante la puerta de la casa, Aníbal la llamó sorprendido de verla de vuelta. Le preguntó qué había pasado. Isabel le explicó que al final se había arrepentido de su arrebato, y que haría lo que él le aconsejó, esperar a que su padre volviera de Aranjuez. Si lo interrumpía en medio de un viaje de negocios, podría ser negativo a la hora de convencerlo para no vender a Lucero.

Después saludó a sus hermanas, que esa noche no habían salido y se encontraban en el comedor con Lidia, viendo la televisión. Isabel les contó la misma historia que a Aníbal y se retiró a su habitación. Todas la notaron un poco rara, pero pensaron que se debía a su viaje fugaz.

Le había estado dando vueltas durante todo el viaje. Isabel tenía dos opciones, contarles a sus hermanas lo que había descubierto o guardárselo sólo para ella hasta que supiera con certeza la identidad de esa mujer. La segunda opción le atraía más. Le gustaba moverse sola, por su cuenta, estaba acostumbrada a ello y la hacía sentirse más libre. Aunque se llevaba bien con sus hermanas, especialmente con la mayor, Nieves y Almudena tenían muchas cosas en común que a Isabel le importaban muy poco, cosas como su gusto por comprarse vestidos de marca, el maquillaje o compartir confidencias sobre chicos. En esos ratos, Isabel prefería quedarse en su habitación, en compañía de un buen libro, o ayudando a la pequeña Rosa con sus deberes, que para algo era la cerebrito de la familia.

Ya en su habitación, Isabel les mandó un mensaje de whatsapp a sus hermanas Nieves y Almudena, quería verlas para contarles algo importante sobre su padre. No quería ser la única en poder de semejante información, quizá si la compartía se sentiría menos propensa a recordar una y otra vez el encuentro con esa mujer.

XXXXX

―¿Pensabas que papá no había estado con ninguna mujer desde que murió nuestra madre? ―preguntó Nieves sin remilgos― Isabel, de verdad, a veces eres tan ingenua.

"¿Ingenua?, ¿Porque no me haya interesado por la vida íntima de mi padre?" pensó para sí misma.

―¿Entonces sabíais que se acuesta con una mujer casi de nuestra edad? ―exclamó de pronto.

―Pues... no... ―replicó Almudena con el gesto torcido― ¿Casi de nuestra edad?

―Vamos, que podría ser hija suya, hermana nuestra... ―empezó a explicar.

―Déjalo Isabel, ya nos hacemos una idea ―interrumpió Nieves con cara de asco.

―¿Cómo te has enterado de esta nueva amante? ―dijo Almudena para reconducir la conversación.

―Pues... ―Dudó un par de segundos y decidió callarse los detalles― Cuando fui a buscarlo a Aranjuez, los vi salir juntos del hotel, iban muy agarrados.

―¿Y qué le dijiste a papá al verlos? ―se interesó Almudena.

―¡Nada!, no me atreví a acercarme... ―mintió Isabel.

―¿Qué pinta tenía? ―quiso indagar Nieves.

―¿Quién?

―¿Quién va a ser?, la mujer a la que viste con papá ―añadió Nieves impaciente.

"Era absolutamente preciosa...". La obnubilación de Isabel las molestó.

―¿Estás con nosotras? ―dijo Almudena.

Cuando las lobas se enamoran [Crisabel]Where stories live. Discover now