6. ¿Piscina nudista?

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Era domingo y uno muy soleado.

Jayden preparó un postre frío, lo decoró con crema batida, almendras picadas y cerezas. Era la única excusa que se le ocurría para ir a casa de sus vecinos. Cruzó la calle con el pastel en la mano y tocó a la puerta deseando que fuese Yunho quien abriera la puerta; pero en su lugar apareció Bo Ah, llevaba una bata de baño.

—Les traje otro pastel como agradecimiento por la cena —dijo con una sonrisa—. Espero que lo disfruten.

Bo Ah sonrió mirando a la muchacha de pies a cabeza, estaba demasiado arreglada como para que su único interés fuese regalarles un pastel.

—Yunho estará feliz, le encantan los postres... aunque admito que no le dejo comer mucho. Pero no te quedes allí parada, pasa, estamos en la piscina.

—Pero no quisiera interrumpir.

—No interrumpes nada y Yunho estará muy "complacido".

Atravesaron el pasillo hacia la puerta trasera donde se hallaba un enorme patio, con una moderna piscina en el fondo. Yunho se hallaba en el agua, bebiéndose una cerveza.

—¡Mira quien vino a vernos! —Exclamó Bo Ah con picardía—. Nos trajo otro pastel.

—¡Genial! —dijo Yunho acercándose al borde de la piscina para salir del agua—. Quiero un gran pedazo...

 Jayden se sintió un poco extraña cuando él dijo aquello, fue por su tono, a veces pensaba que quizás la estaba seduciendo. Pero no era posible, su esposa estaba presente. Aunque ella también se comportaba de un modo extraño. Sin embargo, no podía alejarse de ellos. Era como una mariposa arrojándose contra el fuego de una vela.

Bo Ah caminó hacia al borde de la piscina donde se hallaba su esposo y quitándose la bata entró al agua. Jayden se quedó con la boca abierta, ella no llevaba nada debajo. Pero su sorpresa fue mayor cuando Yunho salió del agua. Primero fueron sus pectorales, su abdomen y luego... todo él.

—¡También estás desnudo! —chilló tapando sus ojos, aunque la verdad es que ya lo había visto por completo.

—Claro que estoy desnudo —respondió él con total tranquilidad—, nuestra piscina es como aquella playa de nuestra luna de miel, de la que te hablamos.

Yunho tomó una rebanada de pastel y se recostó en una de esas sillas plegables, sentado de un modo que no ocultaba para nada el paquete que tenía entre las piernas. Bo Ah seguía nadando como si nada fuera de lo común estuviera pasando. 

—¡Creo que debo marcharme!

—¿Por qué? —preguntó Yunho mientras devoraba el trozo de pastel—. ¿No dijiste que eras capaz de estar en una playa nudista? Esto no es diferente, incluso, es mucho más privado. Solo estamos nosotros dos y... somos muy discretos.

—Ven al agua, Jayden —desvió su atención hacia Bo Ah, que le estaba hablando.

—No traje vestido de baño.

—No lo necesitas. 

—Creo que está llena de tabúes —exclamó Yunho regresando al agua. 

Nadó hasta Bo Ah y la acercó hacia su cuerpo para besarla.

—Es una decepción —dijo Bo Ah, como si solo hablara con Yunho—. Pensé que era diferente al resto de los coreanos.

—¡Lo soy! —exclamó Jayden un tanto insegura.

—¿Entonces te vas a quitar la ropa? —La pregunta vino de Bo Ah; pero fue Yunho quien detuvo su mirada en ella, en espera de que lo hiciera.

Jayden asintió desabrochando su blusa, sus manos temblaban. Era una locura, no había ido allí con esa intención. Sin embargo, no quería negarse y quedar como una mojigata mentirosa. Se quitó la blusita, luego sus zapatillas... le siguió el pantalón de mezclilla quedando solo en sus interiores, todo eso, ante la atenta mirada de Yunho, que ya se había puesto duro. Bo Ah tenía sus dudas, compartir a su marido no le hacía gracia del todo. Se acercó a él para desviar su atención, él la apretó contra su cuerpo abrazándola; pero sin dejar de observar a Jayden. Ahora ella estaba desabrochando su sostén. Hermosos, pensó al observar sus firmes y protuberantes pechos, como lo de las chicas de los animes que veía en su adolescencia. Se bajó luego las bragas dejando a la vista una delicada mata de vellos oscuros.

—Ven... entra al agua —le dijo.

Bo Ah se acercó al borde donde ella estaba y cuando ésta entró al agua la tomó de una mano y la llevó hasta Yunho.

—Diviértanse un poco —le susurró a Jayden, saliendo luego del agua—. Prepararé unos emparedados.

Jayden estaba a pocos pasos de Yunho, muerta de miedo pero al mismo tiempo esperanzada de que algo pudiera pasar entre ambos. Él realmente la calentaba.

—Mira cómo me pones —él llevó su mano debajo del agua para que palpara el alcance de su erección.

—Está... muy... duro. 

Él rió a carcajadas por su reacción. Luego, apretándola contra la pared de la piscina la besó apasionadamente. Jayden se atemorizó por la cercanía de sus cuerpos, podía sentir su miembro ardiente rozando su vientre, al tiempo que su lengua buscaba la suya. Ya había besado a varios chicos así que a pesar de lo extraña de la situación, pudo responder. Él se separó un poco, besaba su cuello, bajando despacio hasta cubrir la cúspide de uno de sus pechos con su boca. Ella gimió, no sabía hasta ahora lo que aquello podía provocar en su cuerpo. Él llevó una de sus manos hasta su otro pecho,  masajeándolo con mucha violencia. Jayden sintió su otra mano recorriéndole hasta llegar a su clítoris. 

—Yunho... —gimió al sentir su mano deslizándose suavemente por los pliegues de su sexo.

Él no tenía ninguna intención de poseerla, solo darle a degustar un poco de las delicias del sexo. Solo la estaba preparando para su fantasía. Sabía que debía ser de a poco. Ella se sentía completamente abstraída de la realidad, Yunho era un hombre y uno con mucha experiencia, hacía todo con conocimiento de causa, cada toque, cada susurro le mostraba no solo su virilidad sino su basta experiencia. Se alejó de ella para salir del agua invitándola a hacer lo mismo. Jayden es como un cachorrito obediente que solo busca complacerlo, él lo sabe y se aprovecha de ello. Le pide que se tumbe sobre la silla plegable donde se hallaba hacia un rato. Ella le obedece sin protestar.

—Eres muy hermosa, Jayden, muy hermosa.

—¿De verdad te parezco hermosa?

Ella era sensual e ingenua al mismo tiempo. 

—No es que me lo parezcas... eres hermosa.

Besó su boca enloqueciendola con los movimientos de su lengua en su interior, era tan obscena su manera de besarle, que lograba excitarla más de lo que hubiese imaginado alguna vez.  Un hombre  como él era lo que necesita, lo que siempre había deseado, un hombre que supiera como derribar todas sus barreras y elevarla por las alturas como estaba haciendo en ese preciso instante. Yunho colocó ambas manos en sus rodillas obligándole a abrir las piernas, degustando su clítoris con su lengua. Ella da un brinco y se retuerce levemente, observando lo excitante que es tenerlo entre sus piernas. Su vagina está muy humedecida  y no es por el agua de la piscina, lo desea, lo desea dentro. Yunho la observa, se ve tan dulce... tan hermosa, tan deseable... con su rostro de niña y cuerpo de mujer. Ella lo ve abrir la boca y siente como su lengua empieza a lamer  rítmicamente los pliegues de su sexo, al tiempo que una de sus manos se mueve con rapidez sobre su clítoris. Eso es demasiado delicioso, su rostro refleja todo el placer que siente en ese momento. Él la escucha gemir, la ve contonear sus caderas como si estuviese completamente fuera de sí. 

Se está corriendo, se dice observando como su rostro va transfigurándose y sus gemidos se hacen más y más sonoros. Detiene su vista en sus pechos para luego llevar su mano libre hasta estos. 

—¡Oh...! ¡Yunho...! —Jayden repite su nombre una y otra vez como si al hacerlo se excitase aun más... para finalmente estallar en mil sensaciones.

Bo Ah terminó de hacer los emparedados y observa desde la ventana como su esposo le hace sexo oral a otra mujer. Se ha mentalizado para ello; pero los celos están allí. 

—Traje los emparedados   —exclama reuniéndose con ellos. 

Jayden se sienta de golpe, una vez pasado el momento de placer se llena de vergüenza. 

—¡Debo marcharse   —dice vistiéndose rápidamente, la presencia de Bo Ah le perturba. Acaso, ¿ella no tiene idea de lo que acaba de hacer con su esposo? Debe saberlo, ella misma les sugirió que se divirtieran y cuando llegó con los emparedados, aun lo tenía entre sus piernas. 

Esta pareja es demasiado rara; pero lo peor de todo, es que empieza a sentirse parte de ellos.  

Como si Yunho le perteneciera a ambas. 



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