49. Decidido a todo

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BoA observó su auto avanzando por la pedregosa carretera hasta llegar a su lado. No era Jayden quien conducía, sino un tipo con apariencia desaliñada. El temor se apoderó de ella, quizás le había hecho algo a Jayden y ahora como único testigo, le mataría. La imagen de Keithleen vino a su mente. Acaso, ¿no vería crecer a su hija? Pero el auto no se detuvo y el tipo no le dedicó más que una mirada rápida, luego siguió avanzando hasta desaparecer en una curva. BoA tragó en seco y corrió en busca de Jayden. Esta aún se hallaba abrazada a su hijo, tratando de calmar el llanto del niño.

─Está bien, ¿verdad? ─Preguntó cuándo estuvo cerca.

Jayden asintió, no podía hablar por la conmoción de lo sucedido. Quería llorar, pero se mantenía fuerte para no asustar más a su hijo.

BoA no podía ver el rostro del niño, estaba oculto en el regazo de su madre. Pero, ni siquiera en aquel momento, pudo sacar de su mente, el hecho de que ese pequeño fuese hijo de Yunho. ¿Se parecería a él?

Pasaron algunos minutos antes de que Jayden pudiese hablar.

─Ese desgraciado le ha tirado al suelo y se ha lastimado su bracito. Tenemos que salir de aquí y llevarlo a un hospital.

BoA miró el viejo auto de Donghwan. Abrió la puerta y encontró la llave pegada al volante. Hana le había dejado allí a propósito. En el maletero había una llanta de repuesto y las herramientas necesarias para hacer el cambio.

─Hagámoslo de prisa ─sugirió Jayden dejando al niño dentro del auto─. Mami no va a ningún lado ─dijo con ternura cuando notó que el pequeño estaba reacio a soltarse de ella─. Estaré aquí cerca.

El niño, con los ojos aun llorosos asintió quedándose quietecito en el asiento trasero. Fue en ese momento que BoA pudo ver su rostro de lleno. No solo era un niño precioso, se parecía a él, se parecía a Yunho. Aquello le dolió, pero no era el momento para detenerse a pensar en ello. Debían salir de aquel lugar, no era un sitio seguro para dos mujeres. Mucho menos, si a Donghwan se le ocurría regresar. Entre las dos cambiaron el neumático del auto.

─Yo conduciré ─dijo BoA─. Tú puedes sentarte atrás con tu hijo.

─Gracias BoA ─exclamó Jayden con la voz entrecortada─. Si no hubiese sido por ti...

─Ya todo está bien ─le interrumpió BoA─. Ahora mejor pongámonos en marcha.

Ambas subieron al auto, pero al doblar al final de la carretera, BoA vio su propio auto venir de frente hacia ellas.

─¡Ha regresado! ─gritó Jayden.

Donghwan se apresuró a cerrarles el camino. BoA intentó esquivarle, pero él se lo impidió con una rápida maniobra. BoA ni siquiera frenó, golpeó de lleno su propio vehículo, pero este apenas se movió.

─¿Qué tenemos aquí? ─exclamó Donghwan acercándose a la ventanilla de BoA─. Al principio no sabía de quien se trataba... pero Hana te reconoció.

─¡Ya tienes el dinero que pediste! ─exclamo Jayden desde el asiento trasero─. ¿A qué has regresado? Prometiste dejarnos en paz.

─La cosa no es contigo, así que cállate ─dijo Donghwan apuntándole con el arma.

─¿Qué quieres? ─preguntó entonces BoA.

─Baja del auto ─ordenó Donghwan sacándola a la fuerza─. Vendrás con nosotros.

─¿De qué hablas? ─Intervino Jayden nuevamente─. ¡Ya tienes lo que pediste!

─Tú no te metas o será tu hijo el que reciba una bala en la frente.

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