44. ¿Podemos hablar?

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Sarah había rodeado el cuello de Yunho e intentaba besarlo. Éste ya le había pedido que se marchara, pero seguía insistiendo, estaba muy segura del poder que ejercía en los hombres. Antes, otro abogado se había resistido a sus avances, sin éxito. Terminaron teniendo un romance fugaz hasta que él decidió irse de la firma para no hacer peligrar su matrimonio. Lo cual fue más cómodo para ella, quien tampoco quería algo a largo plazo.

─No te resistas ─susurró tomando la mano de él para llevarla hasta sus pechos─. Así como puedo ayudarte a escalar rápidamente, puedo hundirte.

─¿Cree que podría ejercer como abogado si me dejara intimidar tan fácilmente? ─exclamó Yunho librando su mano─. Esto no va a pasar así que por favor salga.

─¡Vamos! ─exclamó ella entornando los ojos con fastidio─, dejémonos de tanta palabrería y solo cojamos.

Dicho aquello se quitó la blusa, mostrándole que no llevaba sostén debajo de ella. Luego bajó el cierre de su falda y esta calló al suelo. Tampoco llevaba bragas.

─Mírame ─exigió, soltándose el cabello para terminar aquel cuadro─. Pocas veces tendrás una mujer como yo, que además está dispuesta a darlo todo.

La mujer se alejó en dirección a la cama y se sentó con las piernas entreabiertas, mostrándole una vista directa de su intimidad.

Yunho fue recogiendo sus cosas rápidamente, mientras ella lo observaba incrédula.

─¿A dónde vas? Si sales por esa puerta considérate despedido ─gritó Sarah furiosa─. No creas que eres imprescindible. Abogados como tú hay en todas las esquinas. ─la mujer se atravesó en la puerta─. ¡Hablo en serio! ¡Si te vas estás despedido! ¿Escuchaste?

─Escuché perfectamente.

Lejos de allí, BoA se despedía de Adam. Éste pasó su mano detrás de su nuca y la atrajo para besarla... al inicio la besó con delicadeza. BoA sintió cómo su pulso se le aceleraba, su cuerpo reaccionaba positivamente ante su cercanía. Algo que no dejaba de sorprenderle. La atrajo aún más cerca y la besó con mayor ardor... ella respondió del mismo modo, al tiempo que acariciaba su espalda. Era firme y fuerte al tacto. Adam reclinó su asiento y con la agilidad de un maestro se recostó sobre ella, envolviéndola... derribando sus barreras... haciendo que le desease. BoA podía sentir su lengua jugueteando con la suya, besaba bien, de eso no había duda, sus caricias tampoco eran torpes, todo lo contrario. Quizás era lo que necesitaba para olvidar a Yunho, estar con otro hombre, que alguien más poseyese su cuerpo para borrar sus huellas.

La respiración de ambos se escuchaba agitada.

─¿Por qué no vamos a mi apartamento? ─preguntó él, luego de un rato. No lo había planeado, pero la oportunidad se había dado y no debía desaprovecharla.

BoA dudó un poco, sabía perfectamente lo que significaba ir con él a su apartamento. Aún era demasiado pronto, pero... ¿por qué no hacerlo? Era una mujer adulta, soltera y con necesidades que bien podía suplir Adam.

─Déjame llamar a la niñera. ─Adam volvió a su asiento y esperó mientras ella estaba al teléfono─. Está bien ─dijo al cerrar─, vamos a tu apartamento.

Su apartamento se hallaba en el piso veinte de un exclusivo edificio. Incluso, algunas celebridades vivían en este. Cuando las puertas del ascensor se cerraron, BoA se vio aprisionada contra la pared del mismo. Las manos de Adam se deslizaron debajo de su vestido, levantándolo hasta la altura de sus glúteos. Ella cerró los ojos cuando sus bocas se encontraron; pero fue la imagen de Yunho la que vino a su mente. Se maldijo por ello, pero recordó aquella vez que lo hicieran en un ascensor. Aquello había pasado poco antes de haberse casado.

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