32. Matrimonio disuelto

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Tres semanas después

"Declaro disuelto su matrimonio"

Aquellas palabras obsesionaron a Yunho durante toda la noche, tenía en la palma de la mano el anillo que BoA le devolviese justo al salir de la audiencia.

─Ya... no voy a necesitarlo ─le dijo poniéndolo en su mano.

Él lo tomó sin decir una palabra, ya no había nada que decir, estaban en total libertad de tomar caminos separados. Si tan solo pudiera devolver el tiempo, pensaba acongojado; pero ya era tarde para lamentarse, ella ya no era más su esposa, ambos eran libres y como pesaba aquella libertad.

─¿Estás segura que no quieres venir con nosotros? ─preguntó el padre de BoA a esta, después de la audiencia de divorcio─. Ya no tienes por qué volver a esa casa.

─Gracias, papá, pero la casa ahora es mía, fue uno de los acuerdos a los que llegué con Yunho. Él quiere que la niña crezca en un lugar apropiado y como esa casa está ubicada en un buen distrito escolar, decidí aceptar. Después de todo es su papá.

─Me parece lo justo ─intervino su madre─, la verdad no estaba de acuerdo de que salieras con las manos vacías de ese matrimonio.

─Si fuese solo por mí, no habría aceptado; pero lo hice por mi hija.

El domingo siguiente, Yunho pasó por sus cosas, llegó con un camión para llevarse no solo su ropa, también libros y algunos muebles de uso personal. BoA estaba vestida con un conjunto deportivo, leggins negros, y un ajustado suéter turquesa de maternidad. El cabello lo llevaba recogido en una coleta. Yunho centró la mirada en su abdomen, era increíble lo mucho que habia crecido en las últimas semanas.

─Saldré a caminar ─le informó ella poniéndose unos audífonos.

Yunho se asomó a la ventana y se quedó allí hasta que ella se perdió de su vista. Luego invitó a pasar a los encargados de la mudanza. Debían montar al camión todos los muebles embalados y las cajas que se hallaban en medio de la sala. BoA había empacado algunas de sus cosas en cajas de cartón, el resto le tocaba a él. Subió a su recamara, se sentó en la cama un rato antes de empezar a empacar lo que quedaba de su ropa.

Ya es un hecho, dijo para sí mientras se ponía de pie,  ella ya no es más mi esposa.

Su único consuelo era su hija, sonrió al pensar en ella, su existencia sería como un recordativo del amor que le unió a su madre.

Cuando BoA regresó, lo hizo casi una hora después, ya todos los muebles y cajas se hallaban en el camión de la mudanza. Yunho arrastraba sus palos de golf hacia su auto, una honda tristeza se reflejaba en su rostro, casi sintió pena por él.

─Ya saqué todo ─le dijo, cerrando la puerta del maletero, donde depositara los palos de golf─. Yo... de verdad espero que seas feliz.

─También deseo lo mismo para ti.

Permanecieron así durante algunos minutos, uno frente al otro, en silencio.

─¿Me mantendrás informado sobre el estado de nuestra hija? Sé que dije que no iba a molestarte más; pero... quisiera poder acompañarte alguna vez al médico.

─Realmente prefiero que no sea así, me sentiría muy incómoda contigo ahí.

Yunho sintió que se le formaba un nudo en la garganta.

─Entiendo ─dijo decepcionado─, ¿al menos me mantendrás informado?

─Sí, no tengo ningún problema con ello, también es tu hija.

Fantasías EróticasWhere stories live. Discover now