17. ¿Ella sigue aquí?

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Seis meses después, BoA se aburría en casa, ya había pasado la novedad y las labores del hogar se le hacían tediosas. Y Yunho... últimamente tenía mucho trabajo, por lo que la enorme casa que habían comprado con tanto entusiasmo, se le hacía inmensa, vacía, fría. Suspiró frustrada, no estaba hecha para esa vida, necesitaba un poco de acción. Incluso el sexo era menos frecuente, menos intenso que en el pasado, él le echaba la culpa al trabajo y a la distancia que ahora debía recorrer para llegar a casa. Cuando en realidad Jayden le absorbía por completo, aquella niña era insaciable. Le satisfacía tanto, que no podían pasar dos días sin que le hiciera alguna visita. Además, ahora estaban incursionando en un terreno que no había probado con su esposa. Una de sus prácticas favoritas era la privación sensorial, Jayden lo había leído en algún lado y quiso probarlo con él. Vendó sus ojos y le colocó unos audífonos con música sensual. Luego lo inmovilizó atando sus manos y pies a la cama. No le había hecho absolutamente nada pero la simple idea de estar a su merced lo puso duro en cuestión de segundos.

Jayden lo observaba con lujuria, se veía tan indefenso y al mismo tiempo tan deseable, con toda la extensión de su miembro palpitando de deseo. El sintió como la cama su hundía ante los movimientos de ella, pero no sabía por dónde iba a llegarle. Hasta que de repente, sintió su lengua rosando su glande. Lo degustaba como si fuera un caramelo, Yunho dejó escapar un suspiro cuando ella lo engulló casi por completo, podía sentirla subiendo y bajando rítmicamente, lamiendo a ratos, chupando, ayudándose con la mano para luego alejarse.

―No te detengas ―dijo en un tono más alto de lo necesario, no podía escuchar ni su propia voz―. Jayden...

Sintió ahora algo frio escurriéndose por su pecho, se sentía como un cubito de hielo, seguido luego por su lengua al tiempo que su mano se iba a su entrepierna.

No ver... ni oír aumentaba las sensaciones que Jayden provocaba en su cuerpo, era una tortura de placer extremo.

Ella dejó de tocarle para evitar que terminara en su mano, y una vez más lo sintió desesperado por la momentánea privación de placer. Sonrió al ver aquel hombre tan enorme y varonil indefenso ante ella. Se le acercó nuevamente y lo besó introduciendo su lengua en su boca, la cual él atrapó de inmediato.

―Me estás volviendo loco ―dijo con voz ronca cuando ella se alejó.

Jayden se sentó sobre él, moviéndose de arriba hacia abajo rosando los pliegues de su sexo, con la firmeza de su deseo. Aquello era delicioso para ambos, ella siguió con esos movimientos un rato, antes de darse la vuelta, para quedar de espaldas hacia él.

―¿Yunho? ¿Yunho, me estás escuchando?

Yunho abrió los ojos regresando a su realidad presente.

―¿Me decías algo? ―se incorporó del sillón donde había estado leyendo una revista antes de rememorar uno de sus últimos encuentros con Jayden. Su esposa estaba de pie junto a él―. Lo siento, creo que me quedé dormido.

―Te decía que estoy pensando regresar a trabajar.

―¿A trabajar?

―Me aburro sin mucho que hacer en todo el día, ahora solo me la paso esperando que regreses del trabajo, solo para quedarte dormido en ese sofá.

Yunho se incorporó y la atrajo hacia el sillón, para que se acostara a su lado y rodeándola con sus brazos, empezó a hablarle al oído.

―No quiero que regreses a trabajar, es agradable llegar a casa y saber que estás aquí, encontrar la casa limpia y la comida calientita.

BoA iba a protestar pero Yunho se giró dejándola acostada sobre él y la acalló con un beso.

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