23. Dime que me amas

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Esa mañana Jayden había faltado a la universidad para irse de compras. Es día de belleza, le había dicho a Tamy, una de sus amigas más cercanas. Ésta tomaba clases de danza en una academia y aquel era su día libre. Por esa razón, aquella mañana fue la única que le acompañó a su ritual de belleza, las demás se hallaban ocupadas estudiando y asistiendo a clases. No tenemos un novio rico, le había dicho una que se negó a acompañarla.

La primera parada fue en un salón de belleza, quería arreglarse las uñas y cortarse las puntas del cabello, antes de gastar un poco de dinero en ropa nueva y accesorios. Aunque su ropero estaba al tope, siempre se quejaba de que no tenía nada que ponerse.

−¿Crees que sea muy malo tener un bebé a esta edad? -le preguntó a su amiga, mientras las manicuristas hacían su trabajo.

−Yo no podría ni pensar en un bebé hasta después de los treinta o treinta y cinco. En mi caso, eso afectaría mi carrera, no puedes bailar con una panza. ¿Por qué lo preguntas? ¡No me digas que estás pensando en tener uno! ¡Eso sería una locura, no tienes ni veinte.

Jayden pensó un poco antes de contestar.

−La verdad es que he dejado de cuidarme, en estos momentos hasta podría estar embarazada.

−¡Estás loca! -Tamy la miraba con desconcierto, su amiga de verdad estaba perdiendo el rumbo. No le interesaban los estudios, era amante de un hombre casado y encima quería tener un hijo cuando apenas había acabado de salir de la preparatoria−. Un hijo no es cualquier cosa Jayden, tendrías que atenderlo y dedicarle la mayoría de tu tiempo. Acaso, ¿estás dispuesta a todo eso?

−Su padre le puede pagar una nana que lo atienda, no necesariamente soy yo quien deba estar pendiente de él todo el tiempo.

−Si piensas así, no estás lista para ser madre -intervino una de las manicuristas. Ella conocía bien a Jayden y hasta había conocido a su novio una vez que le atendiera a domicilio−. Un hijo es una responsabilidad demasiado grande. Yo que tú, me lo pensaría mejor.

-Sé que es una responsabilidad muy grande y la verdad me disgusta la idea de perder la figura y todo lo demás; pero... quiero tener un hijo de Yunho.

−Entonces no se trata solo de tener un bebé, sino de tener un hijo de él.

Esas palabras se las había dicho Tamy.

−Si salgo embarazada es bastante probable que la mujer lo deje, dudo que esa estúpida vaya a soportar unos cuernos de esa magnitud.

−¿Y crees que con hijo lo vas a obligar a estar contigo? -le preguntó la manicurista−. Porque ya no vivimos en la época donde un hijo podía amarrar a un hombre. Dímelo a mí, que no he vuelto a ver al papá de mi hija. Él solo se ocupa de enviar el cheque de manutención.

−Yunho es diferente... estoy segura que jamás nos dejaría.

−Deberías regresar a los anticonceptivos -le dijo Tamy preocupada−. Y pensártelo un poco más, porque de verdad estás cometiendo un error.

−Quizás ya sea tarde para reconsiderarlo -dijo Jayden con una sonrisita traviesa−. Porque ya llevo varias semanas de retraso en mi período. Como dije, en estos momentos podría estar embarazada.

−Entonces deberías hacerte una prueba de embarazo y si no lo estás, retomar los anticonceptivos inmediatamente -le aconsejó Tamy−. No arruines tu futuro por una relación que no va a ningún lado.

−Me haré la prueba, pero no voy a retomar nada, estoy decidida a tener un hijo de Yunho.

−Es una locura, pero al final es tu vida.

Fantasías EróticasWhere stories live. Discover now