12 Arrepentimientos

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Efectivamente, cuando regresaron a casa, BoA hizo sus maletas y se mudó con sus padres. Jayden la observó marcharse desde su ventana. Cuando su auto se alejó, empezó a dar saltitos de alegría, BoA estaba fuera del camino. Más tarde, usó la llave que tenía de casa de ellos y se metió en medio de la noche. Cuando Yunho despertó en la oscuridad, sintió como alguien engullía su miembro. Encendió la lámpara e hizo a un lado las sabanas, para encontrarse con el enrojecido rostro de Jayden.

―¿Qué haces aquí? ―exclamó sorprendido.

―¿No es obvio? ―dijo ella, continuando con su tarea.

La verdad es que se había vuelto toda una experta.

Yunho había planeado quedarse un tiempo solo, para poder pensar las cosas; pero la verdad es que no podía decirle que no a Jayden, estaba obsesionado con su cuerpo, con su sensualidad, con su insaciable deseo. Literalmente, había creado un monstruo. Se sentó, recostándose del respaldar de la cama, para observar como su niña pervertida se hundía en su entrepierna. Que estuviese triste por la partida de BoA no le impedía divertirse con su amante. Jayden se ayudaba con sus manos, al tiempo que se tragaba el miembro de Yunho, para luego volver a sacarlo, lamer la punta y volver a engullirlo. Realmente lo hacía con maestría.

Un mes después, Jayden prácticamente había tomado el lugar de BoA como su mujer. Ya que era con ella con quien despertaba en las mañanas y quien le esperaba en casa, al regresar del trabajo. Sin embargo, no dejaba de pensar en su esposa, en los planes que habían forjado juntos y en los mejores momentos desde que se conocieran, cuando apenas contaban con trece y doce años. Esa tarde, al salir del trabajo, se estacionó frente al edificio donde ella trabajaba; pero no se atrevió a hablarle. ¿Qué iba a decirle si ahora vivía con Jayden?

BoA lo miró de reojo, conoció su auto en cuanto lo vio estacionado, solo que fingió no haberlo visto. Habían pasado más de dos meses sin que él hiciera un intento de reconciliarse, entonces lo mejor era mantener las distancias y continuar con los trámites de divorcio. Sin embargo, al día siguiente lo tuvo de nuevo frente a su trabajo, fue entonces que una pequeña luz de esperanza brilló dentro de ella. Pero pasaron dos semanas más para que Yunho se atreviese a dar un paso. BoA estaba a punto de subir a su auto cuando lo escuchó a pocos pasos de distancia. Se giró para mirarle, lo notó más delgado, no parecía un hombre feliz.

―¿Qué haces aquí?

―Vine porque... ―su tono era inseguro― porque quiero hablar contigo.

BoA miró su reloj.

―Ahora estoy apurada ―respondió subiendo al auto―, quizás otro día, pide una cita con mi asistente. Podríamos hablar durante un almuerzo, que es el único tiempo disponible.

Cuando se alejó, observó a Yunho por el retrovisor, su expresión de tristeza era evidente; pero no podía ser de otro modo. Aunque moría por hablar con él, aun le quedaba algo de dignidad. Si quería hablarle, debía pedirlo con anticipación.

Al día siguiente Yunho pidió la cita; pero lo agendaron para dos días después. Llegó al trabajo de BoA con un discreto pero hermoso ramos de flores.

―¿Eso es para mí? ―preguntó ella cuándo Yunho extendió su mano para entregárselo.

―Sí, son para ti, espero te gusten, son tus favoritas.

BoA las tomó y se las entregó a su asistente, sin prestarle mucha atención.

―Ponlas en agua, por favor. ―La joven tomó las flores y BoA le devolvió su atención a Yunho―. Vamos, que no tengo mucho tiempo.

Salieron juntos, Yunho detrás de BoA, los ojos de todos estaban sobre ellos, no había nadie en la oficina que no supiera que estaban en trámites de divorcio. Yunho eligió un restaurante donde solían comer cuando quedaban para almorzar, tenían buenos recuerdo de aquel sitio y además, ofrecían mesas privadas, donde podían conversar a gusto. Después de ordenar la comida, Yunho se armó de valor e inicio la conversación, dejando en claro cuáles eran sus deseos.

―No quiero el divorcio ―dijo mirándola a los ojos―. Cuando nos separamos estaba confundido, realmente no sabía que era lo que quería; pero ahora ya lo sé... Lo único que quiero eres tú. Todo este tiempo que hemos estado separados me ha servido para darme cuenta que nadie puede llenar tu lugar ni en mi vida, ni en mi corazón.

Finalmente Yunho le estaba diciendo lo que ella deseaba escuchar desde la noche en que se separaron. Y aunque sus sentimientos seguían intactos, no creía apropiado perdonarlo tan fácilmente. Si quería una reconciliación, debía demostrárselo con hechos y no con simples palabras.

―¿Y Jayden, qué hay con ella?

En ese momento el mesero les interrumpió, traía el carrito con todos los platos pedidos, los colocó sobre la mesa y salió de la pequeña habitación.

―Lo de Jayden solo fue un espejismo.

―Un espejismo que vive en mi casa, que duerme en mi cama, contigo, mi esposo. ¿Crees que algo así puede perdonarse?

―En una situación normal quizás no; pero las cosas entre nosotros se dieron de un modo distinto. Todo empezó por esa estúpida lista de fantasías sexuales. Jamás debí proponer una tercera persona, fui egoísta al hacerlo. Por eso sucedió todo este desastre.

―Yo también fui culpable al aceptarlo y al involucrarme ―aceptó BoA.

―Entonces, ¿vas a perdonarme?

―Si lo hiciera... ¿Cuáles son tus planes?

Los ojos de Yunho brillaron esperanzados.

―Creo que lo mejor será vender la casa, mudarnos a un barrio totalmente distinto y empezar de nuevo. Olvidar todo este asunto con Jayden, tener la familia que planeamos.

BoA permaneció callada durante algunos minutos.

―Antes de contestar ―dijo mirándole con firmeza― , quiero que termines con ella.

―Pero, ¿no vas a decirme si tengo alguna esperanza? 

―Primero termina con ella y luego hablamos.   

Fantasías EróticasWhere stories live. Discover now