42. Separación definitiva

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Ashley pasó al apartamento de su jefe, iba vestida con ropa de oficina, de hecho debía estar rumbo al trabajo y no allí. Pero necesitaba advertirle que si no se presentaba en la firma a primera hora, ya no seguiría formando parte de Williams & McKenzie. Tocó el timbre un par de veces y se esperó durante unos minutos; pero no hubo ninguna respuesta. Marcó entonces a su móvil, pero este seguía apagado o fuera de cobertura. Insistió con el timbre de la puerta, cada vez lo tocaba con mayor insistencia, no se iría hasta que abriese. Algo muy grave debía estarle pasando para que tirase por la borda todo por lo que había luchado durante años.

─¡Licenciado Jung! ─empezó a llamarle, al tiempo que golpeaba la puerta─. ¡Si está dentro por favor abra, es urgente! ¡Licenciado Jung! ¡Abra por favor! ─Ashley miró su reloj, estaba por empezar la junta a la que debía presentarse su jefe sino quería ser expulsado de la firma definitivamente─. ¡Licenciado Jung, tiene que presentarse a trabajar o le echaran! ¡Abra por favor!

Pasó casi media hora insistiendo hasta que de repente la puerta se abrió.

─Pasa ─escuchó la voz de su jefe desde adentro.

Ashley se sintió aliviada al comprobar que se hallaba bien.

─¡Tiene que presentarse a trabajar! ─dijo antes de sorprenderse del desastre que eran tanto su jefe, como todo su apartamento. Que aunque era uno de esos elegantes apartamentos de soltero, estaba sucio y desordenado. Algo que normalmente no iba con la personalidad de su jefe, a quien le molestaba una pequeña mota de polvo en cualquier recóndito rincón de su oficina.

Yunho se sirvió un trago y se sentó en el sofá de manera despreocupada. Cargaba un pijama de dos piezas, no se había rasurado en días, y de él se desprendía un intenso olor a alcohol. A pesar de todo eso, seguía viéndose atractivo e increíblemente varonil.

─Fue un placer trabajar contigo ─soltó él con melancolía, concentrando su atención en los curiosos ojos de Ashley, que le analizaban sin disimulo─. Nunca podré terminar de agradecer tu lealtad y eficiencia. De verdad hacíamos muy buen equipo.

─¡No hable en tiempo pasado! ─le recriminó ella enseguida─. Aun hacemos buen equipo.

─Se acabó Ashley.

En los labios de Yunho se dibujó una descorazonada sonrisa.

─¡Claro que no! ─insistió su fiel secretaria─. Tome una ducha mientras le preparo un café, aún estamos a tiempo. Estoy segura que aunque llegue un poco tarde, Mr. Williams le dará otra oportunidad. Él aprecia demasiado, casi como a un hijo diría yo.

─Envié mi carta de renuncia ─soltó Yunho sin cambio alguno en su expresión─. Siento no habértelo dicho antes, no pensé que te presentarías aquí.

─¿Qué? ¿Cuando? ¿Por qué? ─Ashley estaba conmocionada, le costaba creer que su jefe realmente estuviese renunciando a todo.

Yunho bebió otro trago antes de contestar, como si aquello le ayudase a cobrar valor.

─Estoy pasando por un mal momento, Ashley.

─No hace falta que lo diga ─dijo ella mirando a su alrededor, habían latas de cerveza vacías por el piso, platos sucios, restos de comida. Además, de varios libros que habían sido arrojado al suelo en algún arrebato de ira─. Pero esa no es razón para abandonar todo.

Yunho se terminó todo el contenido de su vaso e intentó llenarlo de nuevo; pero Ashley le arrebató la botella.

─¡Ya no siga bebiendo!

─Ashley... ─gruñó Yunho─, devuélveme eso.

Ella se alejó de él para poner la botella lejos de su alcance.

Fantasías EróticasWhere stories live. Discover now