46. Eres mi todo

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Después de estar con Yunho, BoA subió a la habitación de Kaithleen. Aunque la niñera estaba con ella y se quedaría hasta el día siguiente, sentía la necesidad de verificar que estaba bien. Era algo que solía hacer, a veces se paraba en medio de la noche solo para observarla dormir. Yunho entró detrás de ella, la niñera los vio desde su cama, a los dos de pie junto a la cuna de la niña, pero prefirió hacerse la dormida para no interrumpir la escena. Si se reconciliaban, pensó al verlos juntos a esa hora, Kaithleen crecería en una familia.

─Vamos ─susurró BoA─. No vaya a ser que la despertemos.

Él asintió y se retiraron procurando no hacer ruido. Estando afuera él la tomó por la cintura y la acercó a su cuerpo para besarla. BoA podía sentir como el deseo había despertado en él, no solo por lo imperioso de su beso, sino por el bulto que se elevaba dentro del pantalón.

─Yunho ─dijo interrumpiendo el beso─, sabes que esto no significa que hemos vuelto, ¿verdad?

Él asintió.

─Lo sé ─dijo acercando su boca a la de ella─. Pero sea lo que sea, que esto signifique, es suficiente para mí.

BoA cerró los ojos y entreabrió la boca para responder a su beso. Fue un beso ardiente, rudo y dominante. 

Entraron a la habitación sin dejarse de besarse.

─Quítate eso ─dijo él quitándole el camisón.

En seguida se desnudó, dejando la ropa en el suelo. BoA concentró su atención en su miembro perfectamente erecto. Este se levantaba majestuoso entre sus piernas, casi como si tuviera vida propia. Yunho colocó sus manos en los brazos de ella y apoderándose de su boca, la obligó a retroceder hasta hacerla caer en la cama detrás de ella. Luego se colocó arriba, empuñando su miembro con una de sus manos. BoA levantó la cabeza y vio como el lo masajeaba. Tenía tantas ganas de sentirlo dentro, que le suplicó que lo hiciera.

─Ya por favor, no me hagas esperar.

Él sonrió con malicia.

─Suplícame, pídeme que te lo meta.

Seguía masajeando suavemente su miembro.

─Métemelo Yunho... métemelo ya...

Las mejillas de BoA estaban teñidas de un rojo intenso.

─Suplícame más.

─Yunho, por favor... te lo ruego... 

─¿Qué quieres que haga?

─Que me lo metas.

─¿Hasta dónde quieres que te lo meta? ─preguntó Yunho acercándose a su entrada. BoA podía sentir su glande rosando los pliegues de su sexo─. Dime hasta donde.

─¡Hasta el fondo! ─gimió ella, moviendo sus caderas hacia él─. Métemelo hasta el fondo Yunho, por favor.

Yunho se colocó en su entrada, y tomándola de las caderas hundió su pene hasta las profundidades de su ser. Al hacerlo, podía sentir como su miembro era absorbido por el sexo de ella. Gruñó mordiéndose un labio por la delicia que significaba aquello. Luego, empezó a bombear salvajemente, sin importarle la fragilidad del cuerpo femenino. Besó su boca, su cuello... lamió sus pechos pero sin dejar de embestirla, de arremeter contra ella. BoA sollozaba totalmente enajenada de placer, casi fuera de sí. Yunho sintió como las uñas de ella se clavaban en su espalda, al tiempo que gemía su nombre.

─Yunho... ahhh... me está matando Yunho... ah... sigue metiéndomelo.

Yunho hundió sus dedos las caderas femeninas y con todo el poderío de su cuerpo, aceleró sus movimientos. BoA parecía que iba a quebrarse debajo de él. La cama toda, aunque fuerte, se movía con el vaivén de sus embestidas. BoA flexionó las piernas y las abrió al máximo para darle más libre acceso hacia su cuerpo. Luego, se quedó quieta para que fuesen los movimientos de él los que le llevasen al éxtasis. No tuvo que esperar mucho, pronto el placer llegó a límites insospechados cuando él la agarró por las caderas y se movió vertiginosamente, golpeando sin misericordia su punto G.

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