27. Acorralado

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Yunho tomó una almohada de la cama y sábanas limpias del closet, mientras Jayden lo observaba con desconcierto. Luego lo vio irse al sillón, ubicado en la esquina de la habitación y acomodarse allí. Ni siquiera se quitó la ropa, solo los zapatos. Las últimas semanas habían sido una pesadez, entre el trabajo, sus problemas con BoA y el embarazo de Jayden a veces sentía que iba a volverse loco. Su vida se había convertido en un desastre y todo por querer sentirse el macho alfa de la manada. Ahora tenía que hacerle frente a la posibilidad de perder a su esposa y afrontar una paternidad que aunque estaba aceptando, no era lo que había planeado para su vida. No quería ni pensar en sus padres, cuando se enteraran que iban a ser abuelos y no precisamente por medio de su nuera.

─¿Piensas dormir allí? ─preguntó Jayden incrédula─. Pensé que dormirías en la cama, aquí, conmigo.

Yunho abrió los ojos y la observó sentada en la cama, llevaba un pequeño camisón de dos piezas, que dejaba entrever la voluptuosidad de sus pechos.

─Puedo acompañarte muy bien desde aquí ─respondió, volviendo a cerrar los ojos─. Mejor duérmete.

─Si te quedas en el sillón, ¿qué sentido tiene que te quedes?

─Me pediste que te acompañara y eso estoy haciendo.

─Claro, pero la gracia es que duermas conmigo.

─Jayden... tú sabes cómo están las cosas entre nosotros, es algo de lo que ya hablamos.

─Sí, sé cómo están, vamos a ser padres y no por arte de magia, sino porque día tras día venías aquí, a follarme en esta misma cama.

─No voy a negarlo, pero eso ya se acabó. Así que es mejor mantener cierta distancia. Ya bastante arriesgo con pasar la noche aquí.

─¡Si la cosa va a estar así, entonces mejor lárgate! ─gritó ella, olvidándose de fingir debilidad y cansancio─. Lo único que te importa es esa maldita estúpida.

Yunho reprimió su enojo y se preguntó, cómo diablos había llegado a ser un tipo tan patético. Desde que Jayden entrara a su vida, solo había ido cuesta abajo. Movió la cabeza de un lado a otro y sin decir una palabra se puso los zapatos nuevamente y salió de la habitación.

─¡Yunho espera! ─gritó Jayden persiguiéndolo─. Olvida lo que te dije y quédate en el sillón.

─Mírate Jayden, estás perfectamente bien, no me necesitas aquí.

─¡Claro que no estoy bien maldita sea! ─gritó ella llorando─. ¿Cómo voy a estar bien cuando terminaste conmigo? Ya te lo dije Yunho ─Jayden se abrazó a él─, no puedo vivir sin ti. Te necesito... necesito tus besos, tus caricias, necesito todo de ti... que me hagas tuya.

En este punto intentó desabrochar su camisa.

─¡Ya basta Jayden! ─ordenó él, apartando sus manos─. Ahora mismo, el sexo no es mi prioridad. Realmente fue una estupidez venir aquí. Mañana enviaré a una señora para que haga el aseo y te acompañe. Ella puede quedarse en la habitación de huéspedes. Pero de ahora en adelante, solo nos veremos en la consulta del médico, no más. Lo mejor es evitar este tipo de escenas. Voy a encargarme del niño pero no voy a reanudar lo que teníamos, eso se acabó y es mejor que lo metas en esa cabecita tuya.

─¡Todo por la estúpida esa! ─chilló Jayden furiosa─. Si no fuera por ella, los dos sabemos que seguiríamos follando como conejos.

─Quizás ─aceptó Yunho─. Pero las cosas están así, estoy casado y es algo que siempre supiste. No es como si yo te hubiera engañado, desde un principio puse las cartas sobre la mesa y aceptaste entrar al juego.

Fantasías EróticasWhere stories live. Discover now