Capítulo XXII

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Gawain y Percival habían pasado un buen rato de entretenimiento, después de haber entrenado fueron a la cocina a buscar algo de fruta y grande fue su sorpresa al darse cuenta que todo estaba ya en orden, tanto el comedor como la cocina.

Amy ya había hecho la limpieza y estaba en el establo limpiando los aposentos de los tres caballos que habitaban ahí; no negaba el hecho de repugnancia por estar ahí, se notaba en su rostro más que eso pero no tenía de otra, estaba destinada a hacerlo por su bien y por su permanencia en ese lugar.

Barría y lavaba con cubetas de agua las heces de los potros, los otros caballos, (Temerario y Esperanza) miraban a la eriza con extrañeza; a pesar de ser animales, eran listos, pero parecía que no les molestaba la presencia de la eriza en su "casa" al contrario, ambos estaban como si no estuviera ahí.

Mientras la eriza seguía acomodando la paja y el canal de los caballos, escuchó cómo la gran puerta del castillo se abría. Pensó en Lancelot, seguramente ya había regresado desde que se fue en la mañana, (pues ya eran alrededor de las 3:00 pm) pero no era seguro, tampoco se pondría a averiguarlo, tenía que terminar con las labores lo más pronto posible si no quería recibir un posible regaño o castigo.

Estaba dando la última barrida cuando pudo ver ese extraño polvo cósmico color rojizo andar por el palo de la escoba; anonadada no tanto por ser la primera vez que lo veía, sino por aparecer en ese momento ahí, se detuvo y decidió verlo, este giraba en la escoba y en un momento repentino se esparció por todo el suelo del establo hasta llegar a la tabla que cerraba la puerta, moviéndose aceleradamente a lo largo. Justo en el momento en que Amy veía aquello con cierto temor escuchó pasos y voces, fue así cómo supo que tenía que esconderse; a paso rápido recorrió todo el establo hasta quedar en la parte del fondo del mismo, detrás de unas cajas y paja amontonada.

Los erizos azabache y albino habían atravesado el patio de armas, para ir hacia los establos a dejar a Valiente y Canalla, los llevaban de las riendas y ellos fueron quienes abrieron las puerta para meter a sus caballos.

Galahad: *sujetando a Valiente en uno de los postes* ¿Ella qué está haciendo a estas horas?

Lancelot: *termina de amarrar a Canalla y se quita el casco* labores domésticas, es lo único que realiza en el castillo.

Galahad: Pues buscarla, no tengo mucho tiempo...

Ambos caballeros volvieron a salir juntos cerrando el establo; estaban dispuestos a buscar a Amy tal vez en la gran sala o en la cocina, pero no sabían que estaba ahí. En cuanto cerraron la puerta Amy salió agachada y a la expectativa de que no regresarán, luego, soltó un suspiro y se quedó pensando... Ya no tenía duda de que esos misteriosos polvos de colores le avisaban ciertas situaciones de peligro o advertencia, incluso de gozo o buenas noticias, dependiendo el color que fuese: rojo era igual a peligro y azul era igual a buenas noticias.

Amy salió del establo y miró hacia todos lados, había escuchado otra voz diferente a la de Lancelot y esta le transmitía algo de inseguridad; tal vez por eso el tono rojo en el polvo, porque aquél erizo podría venir a buscarla a ella y a interrogarla o lastimarla...ya no lo sabía, sólo sabía que tenía otro mal presentimiento en el pecho...

-¡Amy! ¡¿En donde te has metido?!- escuchó Amy a lo lejos aquella voz alarmante y mandona del caballero. La rosada tenía que obedecer a sus llamados, sólo respiró muy hondo y se dirigió a la gran sala, donde creyó que se encontraría...

*EN LA GRAN SALA...*

Galahad: ¿te habrá escuchado?

Lancelot: Claro que si, sino escucha volveré a llamarla...

Cuando te Tuve a mi Lado... (Shadamy) •|REEDITANDO|•Where stories live. Discover now