Capítulo XXXV

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Lancelot arribó el lago detrás de su castillo con Amy entre brazos, la eriza un tanto confundida pero ya más tranquila en cuanto a ganas de llorar se bajó de los brazos del caballero y se apoyó en el pasto, sentándose algo agitada y poniendo su canasta al frente de ella. Lancelot miró sus acciones y luego entre suspiros pesados se quitó el casco y también la vaina junto con su espada, pareciera que le estaba incomodando bastante la armadura de manera general.

Hubo silencio, nadie se dirigía la palabra, nadie quería comenzar la conversación; Amy estaba más que confundida y nerviosa, incluso avergonzada por lo que le dijo al caballero en la cocina...todo era confusión e irrealidad para ella, fantasías que sólo existían en esas novelas de caballería y cuentos mágicos...no podía enamorarse de Lancelot, no debía.

Amy: *murmura* No debí conoceros...no debí aparecer en este lago hace tres días...tenía que alejarme de aquí... Tenia que haberme matado en cuanto pudo, Sir Lancelot.

Lancelot: *viendo las aguas cristalinas del lago* Vos insiste mucho con la muerte... Hace tres días vos hizo aparecer en mi sentimientos que no estaban en mí como caballero. Fui forjado para servir al Rey, y sólo eso, pero nunca dejé de seguir mis ideales propios a base de lo que se me ordenó... hasta ahora; vos me ha hecho ver que un caballero Real va más allá que servir a un Rey.

Amy se puso de pie para ver a Lancelot, este seguía mirando el lago con peculiaridad y luego, al ver por el rabillo del ojo a Amy, volteó la cabeza para mirarla y quedarse así por unos minutos.

Amy: ...todo el mundo me ha dicho que...que poseo una pureza y paz dentro de mí que se transmite, pero... Me cuesta trabajo creer que puedo cambiar a un caballero como vos...

Lancelot: No me ha cambiado, sigo siendo frívolo y desinteresado, egoísta y soberbio; lo que ha hecho fue hacerme ver cosas que me ocultaron, asuntos y sentimientos que no conocía y podía creer que eran innecesarios... Amy, me habéis abierto los ojos, la mente, el alma y sobre todo, el corazón.

Amy ya se encontraba azorada por lo ocurrido en la cocina, podía leer más que nunca la verdad en los ojos del caballero, realmente se estaba abriendo a ella y...la eriza se sentía tan podrida por dentro.

Amy: *baja la cabeza moviéndola de forma negativa* No, no, yo no pude...no sé si fue algo bueno o no pero no... *se le corta la voz* quiero que-que por favor, caballero Lancelot, dej-deje que esto pase....

Lancelot: ¿Cómo queréis que lo deje pasar, Amy? Me siento un erizo diferente cuando estoy con vos, siento que soy todo lo contrario a como me ve Kamelot, ¿Y sabéis? No me importa en lo absoluto, puedo hacer esto como lo estoy haciendo hasta ahora.

Amy: *alterada, se acerca un poco más a él de golpe* ¡Pero no es el punto! Yo no quiero que...usted no puede...no es verdad...

A Amy se le volvió a cortar la voz, esta vez estaba luchando por no llorar devastada de nuevo, no tenía que hacerlo, no resolvería nada si lo hacía pero...ese nudo en la garganta y esa vos interna repitiéndole "esto está mal, ningún caballero se enamora de una plebeya, él no está cuerdo".

Lancelot se acercaba a Amy un poco y ella se alejaba eventualmente, empezaba a escucharla sollozar algo alto y veía como se limpiaba las lágrimas con sus manos, por alguna razón se sentía muy mal cuando la veía llorar, porque además de sentir sus sentimientos que ella sentía en el momento, podía ver como su alma se caía a trozos pensando que era su culpa.

Lancelot: Amy, por favor, nada de esto es su culpa, no es de nadie... ¿Creé en el destino? Esto ya estaba marcado, vuestro encuentro en este lago, los acontecimientos...todo ya está marcado por alguna razón.

Amy: *llora cubriendo sus ojos* no quiero creer en-en este destino...no puedo creer que vos...

Una vez más Amy perdió la fuerza para expresarse y estaba apunto de dejarse caer al suelo cuando Lancelot lo impidió tomándola por los antebrazos y acercándola a su cuerpo; esta vez Amy no se resistió y dejó que el caballero la tomara y levantara un poco, ella continuaba llorando y lamentándose cuando pero, Lancelot la tomó por sus do mejillas de forma suave, limpió sus lágrimas que estaban resbalando por sus ojos y, con vos cálida y gruesa, le pregunto:

Lancelot: ¿Qué necesita para creer mis palabras? Os juro que todo lo ya dicho por mí es tan sincero...

Amy: *mirándolo a los ojos* No necesito más... puedo sentir su sinceridad a flote y...incluso puedo sentir como vuestro corazón está puesto ante...

Lancelot: *la interrumpe* ante vos...estoy aquí por vos y para vos, Amy...

Amy: *solloza* no tiene por qué, en serio...

Lancelot mantenía a Amy cerca de su cuerpo con una de sus manos, con la otra empezó a frotar su cabello y, sin dejar de ambos mirarse a los ojos, le ordenó:

Lancelot: Cierre los ojos y sólo sienta.

Amy: Por favor, no...

Lancelot: *la vuelve a interrumpir* por favor, creeme, sólo haslo...

Amy cerró los ojos mientras seguía llorando un poco, pero una vez más Lancelot limpió sus mejillas y tomándola por la nuca acercó lentamente sus labios a los de ella dándole un beso cálido y corto. Amy no se resistió, por alguna razón movió sus labios siguiendo el beso del caballero hasta al cabo de unos segundos... Amy se separó abriendo los ojos y mirando fijamente a Lancelot, luego, ella suavemente dijo:

Amy: ¿Por qué...?

Lancelot: Por qué estoy dispuesto a demostraros de la forma que sea que os quiero demasiado... ¿Recuerda la pregunta que me hizo sobre el porque de mis acciones? Esta es su respuesta... Ahora la sé, Amy, estoy enamorado de vos, y no dejaré que este sentimiento se desmorone entre mis dedos.

Cuando te Tuve a mi Lado... (Shadamy) •|REEDITANDO|•Where stories live. Discover now