Capitulo 1

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Gabriel despertó esa mañana extremadamente cansado.

Toda la noche la pasó peleando con un psicopata que escapó de prision y le gustaba lanzar granadas por todo París. Ahora ese loco estaba encerrado en un manicomio.

Se removió en la cama, pero dejo de hacerlo de inmediato al sentir mucho dolor.

–¡Auch!– se quejó.

Levantó las sabanas y la camiseta sucia, para encontrarse con una quemadura del tamaño de la palma de su mano.

No se veía nada bien.

Un pequeño kwami azul se acercó preocupado.

–¿Gabriel, estás bien?– preguntó Buddhi mirando la herida asustado.

–Si, si–respondió levantándose de la cama.

Fue al baño con cuidado de no mover mucho la zona herida. Al entrar cerró la puerta con llave y sacó el alcohol que guardaba oculto para situaciones como esta. Se desinfectó la herida y se la vendó torpemente.
Al terminar volvió a guardar todo y salió justo para el momento en el que su madre lo llamaba para tomar el desayuno.

–¡Ya voy!–respondió y se alistó rápidamente.

Al terminar tomó su mochila, donde Buddhi se ocultó y bajó.

–Buenos días–saludo dándole un beso en la mejilla a su madre.

–Buenos días, cariño – respondió ella entregándole una taza de café – ¿Hoy volverás temprano para ayudarme con el vestido de la señora Miscov?

–Si – respondió él mientras ponía una manzana en su bolso para su kwami.

Vio el reloj colgado arriba del horno y terminó su café rápidamente, al darse cuenta de que estaba tarde.

Odiaba llegar tarde a cualquier parte.

Así que después de despedirse salió de su casa y bajo unas largas gradas que lo llevaban a la avenida.

Siguió corriendo por Montmartre hasta llegar al instituto donde por suerte, logró llegar a tiempo.

Con la respiración agitada se sentó en su mesa al frente de la clase.
Sacó su cuaderno y lápiz para empezar a tomar apuntes lo más rápido posible.

Realmente se esforzaba en destacar lo más que podía para pronto poder conseguir una beca completa en alguna universidad de diseño; porque por desgracia las mejores eran las privadas.

Pero eso no significaba que le gustara el colegio, a decir verdad él odiaba aquel lugar. Tenía la sensación de que se conformaban con resultados y estudios mediocres. No le enseñaban cómo debían hacerlo.
Tampoco se sentía muy a gusto con las personas, solo con André Bourgeois. Un Imbécil ricachón que fue expulsado de otros tres colegios en sus dieciocho años; pero que a pesar de todo era el único con quien sentía confianza...a veces.

Si tuviera más plata, si fuera como su amigo, simplemente contrataría a los mejores profesores para estudiar en casa y tener una verdadera educación. Una de calidad.

Pero debía conformarse con ir a un instituto de bajo nivel, no tenía opción.

Su madre, aún pagaba una deuda muy grande que contrajo unos años atrás, cuando fue necesario abrir su propia Sastrería.
Ella era modista-costurera , porque era lo único que realmente sabía hacer bien después de toda una vida de Ama de Casa.

Gabriel se sentía orgulloso de ella, y de todos sus esfuerzos por el hecho de criarlo siendo una madre soltera...

–¡Pst!–le interrumpió una voz–¡Gabriel!–era Buddhi desde dentro de su mochila.

Él puso su dedo en su boca como señal de silencio.

La profesora se giró para ver quien había hecho ruido. Escaneo la clase y luego volvió la vista al pizarrón.

El pequeño kwami volvió a intentar llamar su atención. Pero él lo ignoró.
Así que comenzó a hacer un alboroto dentro de su mochila.

–Debemos irnos–dijo el pequeño.

Gabriel solo negó con la cabeza. No podía seguir faltando a clases.

Buddhi bufó y frunció el ceño.
Debían irse.

Decidido comenzó a arrastras la mochila, y cuando Gabriel se dio cuenta de ello la tomó, entonces el kwami voló con todas sus fuerzas jalándolo.

Gabriel cayó al piso de bruces.

La profesora volvió a girarse molesta.

–¡Gabriel Agreste! ¡Vaya a hacer todo ese escándalo afuera! ¡No en mi clase!–gritó señalando la puerta.

Todos rieron y Gabriel no podía estar más avergonzado.

Guardó sus cosas y salió de la clase.

Se dirigió rápidamente al baño.

–¡Buddhi! ¿Qué demonios? ¿Porqué hiciste eso?

El pequeño salió volando.

–¡Sentí algo nuevo! ¡Debemos irnos!

–Espera, ¿como que sentiste algo nuevo?

–¡Una nueva energía, un kwami tiene un nuevo portador!

El rubio abrió los ojos sorprendido.

–¿Qué? ¿Significa que hay más como tú? ¿Cómo yo?

En respuesta asintió con la cabeza.

–¡Si! Pero lo preocupante es que también logré percibir una magia muy oscura, pero ya no logro identificarla.

–Habla despacio pequeño, ¿Magia oscura?

–Si, el poder de un kwami corrompido.

Gabriel se preocupó.

–¿Un poder como el tuyo usado para mal?

–Exacto –suspiró – creo que ya es hora de que conozcas a un viejo amigo. Es peligroso usar para el mal nuestros poderes.

–¿Y...hay algo que pueda hacer?

Su kwami sonrió.

–Solo di las palabras mágicas.

Entonces Gabriel levantó su brazo.

–¡Buddhi, transfórmame!

Disculpen por tardar, Hehe, planeaba subirlo hace unas horas pero el wifi no funcionaba muy bien. Quiero agradecerles el apoyo que me dan en este nuevo proyecto. Prometo no decepcionarlos!
Advertencia: los primeros capítulos también tal vez sean un poco lentos pero es para entrar en la historia y contexto. Ya más adelante habrá mucha más acción! 😁
Gracias por leer!
Los quiero!

Eterno [MLB] // Gabrinette.Where stories live. Discover now