Capitulo 12

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Sé que Marinette me miraba de reojo mientras hacíamos la fila, lo que la verdad me ponía muy nervioso.

Me miraba con recelo por lo que no pude dejar de pensar en las palabras del señor Fu. No era buena idea revelarle mi identidad porque ella ya me conocía... ¿Pero conocer de donde?
¿Me odiaba? ¿En algún momento fui malo con ella? ¿Nos encontramos alguna vez en el pasado?

–Bu-buenas tardes, bi-bienvenidos a Paul. ¿Qué van a desear?–tartamudeó la chica detrás de la caja registradora.

Miré a Marinette en señal de que eligiera lo que desee.

–Tu primero–le pedí.

–Ammm... Por favor un latte de vainilla.

Volvió a mirarme pero inmediatamente bajó la cabeza.

–Yo solo quiero un café expreso.

Pagué y la chica de la registradora tomó el dinero prácticamente temblando.

–Mu-muy bien, por-por favor siéntense, ya estará lista su orden.

–Gracias–dijimos y nos fuimos a sentar a una pequeña mesa.

Marinette seguía evitando mi mirada y el silencio cada vez se alargaba más.

–Entonces...–hablé para romper la tensión–¿Dónde estudias?

–Estudio en casa.–respondió seca.

–Eso debe ser mucho más cómodo, estudiar a tu ritmo sin tener que lidiar con otras personas. Matemáticas y ciencias debe ser mucho más fácil cuando estudias solo...

–La verdad mi tío tiene un método de enseñanza muy diferente a la de las escuelas normales.–interrumpió.

Pusé mi boca en O.

–Oh, entonces vives con tu tío.

Ella asintió con la cabeza.

–Aquí es-está su pedido–dijo la misma chica de la registradora con una bandeja en la mano.

Nos dejó nuestros cafés y después de haberle agradecido se fue.

Marinette rió por lo bajo.

–¿Qué pasó?–pregunté mientras le ponía un poco de azúcar a mi expreso.

Me observó detenidamente por algunos segundos antes de responder.

–¿Realmente no te diste cuenta?

–¿De qué?

–Sobre la cajera-mesera...

–¿Qué con ella?–pregunté confundido.

–Nadie es mesero y cajero al mismo tiempo, la misma hora. Se nota que le gustaste.

Levanté una ceja y me giré para observar a la chica.
La descubrí mirándome. Se puso muy nerviosa y roja y entró a la cocina.
Posiblemente se sentía enferma.

–No lo creo.

Ante mi respuesta rió y giró los ojos.

El silencio volvió a presentarse mientras tomábamos nuestros cafés en pequeños sorbos.

Marinette observaba a su alrededor.
De esta forma podía tener una perfecta vista de su perfil.

Tenía una nariz bastante elegante y pequeña. Sus grandes ojos azules observaban todo con asombro.
Era algo hipnótico descubrir sus pequeños rasgos y muecas.
Pero en cuanto ella se dio cuenta un color rojo se apoderó de sus mejillas y bajó la mirada.
Sonreí de lado.

Eterno [MLB] // Gabrinette.Where stories live. Discover now