CAPITULO 31: Más cerca ✓

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Los días siguientes a su extraño y permisivo encuentro con el capo ponían a Yoongi los pelos de punta, y no en el buen sentido, tenía que estar mucho más alerta que en cualquier otro momento de su vida bajo las redes del hombre, porque se había tomado atribuciones imposibles de prever. Como nunca, Choi estaba mas presente en el palace y de lo encontraba a menudo, esto habría sido malo en el pasado, pero no era nada comparado con el ahora que Choi le robaba besos a Yoongi cuando iba distraído o prácticamente se lo chocaba en cada esquina, no le sorprendería di el mandamás estuviede oculto para conseguirlo porque era una mierda de no creer la coincidencia; si no lo besaba le decía motes estúpidamente dulces, si no hablaba le sonreía o se le quedaba viendo de una manera extraña y molesta súper alarmante. No era intolerante, lo peligroso y repugnante eran sus malditas reacciones de porquería que no podía sopesar, alentando el comportamiento del sujeto.

Yoongi se sentía jodidamente hostigado, avergonzado, inquieto, nervioso, intranquilo, expectante, desagradablemente complacido, dolorosamente afectado por la honesta dirección de los sentimientos de Choi y lo reacio a retractarse cuando los guardas que lo acompañaban le miraban raro o apartaban la vista para "dar privacidad", al tipo no le importaba un carajo lo que todos dijesen, a él sólo le importaba lo que hacía o decía Yoongi y él sólo podía rehuir y escapar a esos avances francamente penosos.

Quisera ser invisible o el mandamás ciego, para que no aprovechara cada maldito cruce para obligarlo a correr lejos, soltando un "no seas payaso" mientras escondía muy mal su sonrojo pese a tener el ceño fruncido. 

«Tan molesto»

Le asustaba tanto como pinchaba este nuevo juego absurdo de cortejarlo indiscretamente como si conociera todas las inseguridades de Yoongi y las emparchara, como si escogerlo a él sería lo correcto y él mereciera ser amado. Mimarlo, protegerlo, cuidarlo, ser atento, halagarlo, rozar con sus dedos a Yoongi, sonreírse con sus reacciones, provocar que enrojeciera, ponerlo incómodo frente a los guardas con cursilerías.

Estaba haciendo quedar mal a Yoongi con todo esto, para el colmo él poco y nada se negaba o apartaba demasiado afectado, estaba haciendo el puto acuerdo ridículamente obvio para quien sea que los cruzara juntos y no le gustaba un infierno que la palabra "noviazgo" se murmurara entre los guardas, poco faltaba para que llegue a los reclusos, a Jimin...

Choi estaba haciendo una tormenta de un simple beso, olvidando que Yoongi salió corriendo como alma que lleva el diablo cuando tuvo chance, esa adrenalina arremolinandose en su vientre y haciendo cosquillas en su garganta le intimidó, y por eso alejó las escalofriantes manos de Choi, huyendo. 

El apocalipsis estaba cerca, el jefe bien pudo abusar de él y demostrar que es el maldito engendro despiadado que Yoongi conoce, pero en cambio jugo la carta del enamorado y mira al rubio con esperanza, le sonríe dulcemente, le habla con devoción.. Si juega la trampa del "Yo de verdad estoy enamorado de ti, date cuenta"  entonces Yoongi estaba verdaderamente en problemas porque quedaría desamparado de agresiones para él, y solo Dios sabe qué haría Choi de él si consiguiera ponerle esa venda en los ojos.

Tenía inquietudes y ansiedad respecto al comportamiento absurdo, precoz y adolescente del capo, pero más inquieto le ponía verde a sí mismo tímido y tonto cuando se ponía en plan adorable, porque no era afecto lo que sentía, era la necesidad de sentirse especial y valedero para alguien, que Choi sea horriblemente guapo y distinto al maníaco controlador que habitualmente, sólo ponía el mundo de Yoongi patas arriba, y no era justo.

La gente mala no tenía derecho a ganar siempre. 

Yoongi tenía mucho más derecho de ser amado por quien el quería y ese era Jimin, aunque desgraciadamente ni siquiera se estaban viendo, dando ventajas al coqueteo insistente del bronceado mafioso.

TRATA de no enamorarte [YoonMin]Kde žijí příběhy. Začni objevovat