CAPITULO 51 Huellas

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Lo amarres estaban tan apretados con esa soga de hilo grueso, sus muñecas estaban quemadas por la involuntaria fricción, sus hombros y quijada dolían por el apoyo, así como sus rodillas extendidas, elevando su trasero en lo alto, dando el ángulo perfecto a la cámara.

Las lagrimas caían en cascada de sus castaños ojos, más nadie se detuvo a preguntarle si se encontraba bien.

El cuerpo estaba maltratado por donde se lo viera, cubriendo heridas feas con maquillaje y utilizando efectos para moldear su cuerpo, seguramente, porque nadie podría excitarse con un cuerpo tan desnutrido y escuálido como el que había adquirido desde hace unos cuantos largos meses, o años...

De nuevo había perdido la noción del tiempo por la falta de luz en sus días, no sabía si el sol brillaba en lo alto detrás de esas cuatro paredes, o si la noche era acogedora mente fresca.

No sabía si estaba en Rusia o Turquía.

No sabía qué había sido de Calleri.

No sabía qué rayos pasó con Jungkook.

No esperaba por Hunchul para salvarlo.

No sabía absolutamente nada, y lo único que tenía claro, le traía dolores horrendos y tortuosos en el pecho, ascendiendo a la cabeza y terminaba por manifestarse en todo su cuerpo en espasmos provocados por el llanto y desesperación de la maldita y abrumadora verdad...

Yoongi estaba muerto, y nada lo traería de nuevo.

Un reflector se encendió a sus espaldas, iluminando su entrada para brindar una mejor toma; una puerta se oyó ser abierta y el ruido de zapatos sobre el frío suelo le crispó los nervios, junto al sonido del cuero y cadenas siendo arrastradas y azotadas.

Se estremeció y lloró una vez mas en medio de la grabación, cuando le habían advertido tantas veces que no lo hiciera; ni siquiera conocía el tamaño del sujeto a sus espaldas y ya temía la penetración espontánea y brutal que le daría comienzo a una más de tantísimas escenas eróticas.

Y como castigo, ni siquiera podía refugiarse en las drogas que tanto le costó dejar, y que ahora lloraba como un niño caprichoso porque se las den, quemaba cada estocada, cada roce de objetos rígidos y ásperos en su agujero, y simplemente no podía expresarlo porque tenía la boca amordazada.

Si tan sólo Yoongi estuviese ahí, acariciando sus castaños cabellos, mirándole como la cosa más importante del mundo, sonriendo con esa bella expresión suya que iluminaba los días de Jimin como un sol en verano... Si tan sólo estuviese detrás de esas puertas, gritando y exigiendo verlo con esa furia animal y la altanería despectiva, como si él fuese quien mandara, ordenando que lo soltaran de una jodida vez.

Pero no estaba, nadie vendría a salvarlo de esto, y el pecho comenzó a cerrarse acortando las respiraciones rápidas que no ventilaban sus pulmones, la visión se le nubló y sus músculos de relajaron tanto como para hacerle entender que estaba a punto de desmayarse.

Tanta humillación, tanto dolor, tantas desgracias y duelos juntos eran humanamente imposibles de tolerar... Mucho menos para él que tenía tan sólo diecinueve años.

- Hazlo Jonathan - oyó la asquerosa voz del director.

Pero no fue la orden lo que lo aturdió, sino el nombre de su "co-estrella" y la poca reticencia a las demandas; porque de inmediato sintió dedos fríos y largos envolverse en sus caderas, y un pecho firme recostándose sobre su columna delicadamente, haciendo temblar de temor al coreano...

Y cuando giró como pudo el rostro, unas pestañas tupidas, ojos redondos y labios carnosos sonrieron para él como tantas otras veces, con esa burla bailando en sus latinas facciones, enseñando la hilera de grandes perlas que lucía.

TRATA de no enamorarte [YoonMin]Where stories live. Discover now