La invitación

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—Casi no te vi ayer, ¿está todo bien? —preguntó Trisha cuando llegó a la tienda, la mañana del día siguiente.

—Sí, sólo fue un día complicado.

—¿Se trata de Ethan? Ya no volviste luego de que fuiste a su oficina...

—Ajá. Pero todo está aclarado. No volverá a tocar el tema de la venta y se ha declarado mi amigo.

—¡Genial! Entonces ya tenemos alguien más para las noches de pizza —hizo un bailecito de alegría—. Los amigos de Curi son muy aburridos, después de todo —acotó.

Reí. Me agradaban los amigos de Curi, pero Trisha siempre había pensado que eran unos inmaduros. Curi mismo le había parecido durante mucho tiempo un inmaduro. Pero es mi mejor amigo desde que tengo memoria, así que forzosamente tuvieron que verse a menudo y, con el tiempo llegaron a volverse muy cercanos. Incluso tengo que admitir que hubo momentos en los que me enteré de alguna salida que tuvieron juntos y a la que yo no estuve invitada. Nunca dije nada al respecto, pero me puse bastante celosa en más de una ocasión. Curi ha estado conmigo durante toda mi vida, no lo cambiaría por nada del mundo y conozco lo que va a decir antes de que salga de su boca. Pero en cuanto a su relación con Trisha, no sé, había algo que se me escapaba y, aunque varias veces me consulté al respecto, nunca me animé a tocar el tema delante de ninguno de los dos.

Ethan entró en ese momento, trayéndome de vuelta a la realidad.

—Buen día chicas —saludó.

—Buen día, guapo —Trisha le devolvió el saludo de la misma forma en que saludaba casualmente a uno que otro chico, pero sin saber por qué, le lance una mirada instintivamente.

—Wow, lo siento —se excusó ella con un gesto de las manos y riendo— él es todo tuyo Jackie, pero no me mires así.

Sentí como el color se me subía a las mejillas.

—No estaba... —traté de decir rápido algo que me quite del apuro, pero las palabras se enredaron en mi lengua. Ethan también rio y pasó su brazo por encima de mi hombro.

—Les traigo el desayuno —me pasó con la otra mano una bolsa llena de muffins.

—Mmm, esta amistad no será buena para mi figura —puntualizó Trisha arrancando la bolsa de mis manos y descargando su interior en la mesa. Se puso a devorar una de las masas enseguida. A veces me sorprende la forma en que come y no engorda para nada.

—Pero nada de esto es gratis, a cambio tengo un favor que pedirle a alguna de las dos —aclaró él. —¿Tienen planes para el fin de semana?

Teniendo en cuenta que ya era viernes, el fin de semana ya había llegado y a decir verdad yo no tenía nada programado, pero no me quise apurar a responder hasta saber de qué se trataba.

—Si hablas de mañana en la noche, —empezó Trisha— Curi me consiguió un trabajo en un evento. Así que podrían considerarse como planes.

Curi era fotógrafo profesional, por lo que tenía contactos y algunas que otras veces nos invitaba a acompañarlo o conseguía que nos contraten como mozas por esa noche. A las dos nos quedaba bien para hacer un extra, pero esta vez sólo había espacio para una, así que le dejé a Trisha quedarse con el trabajo.

Ethan desvió su mirada hacia mí.

—Entonces sólo me quedas tú —me dijo.

Solté un bufido. Viniendo de Ethan, probablemente no era nada bueno una invitación como esta.

—¿De qué se trata? —pregunté.

—Verás, todos los años se festeja a lo grande el cumpleaños de uno de mis tíos —explicó—, pero no se realiza un evento de una noche. Toda la familia es reunida en su quinta, en donde pasamos el fin de semana entero.

Casi me atraganté con un muffin intuyendo de qué iba todo eso. No había forma de que me prestara para algo así.

—Vamos —me animó. —Será divertido, lo prometo.

Trisha también rió.

—De ninguna manera —protesté.

—Por favor, ustedes eran mi única opción. Y ahora sólo me quedas tú —tomó mis hombros y rogó.

Me miró directamente a los ojos frunciendo sus labios con mirada suplicante, y por algún motivo tuve que rendirme.

—Está bien —fue todo lo que pude decir y su sonrisa agradecida me hizo sentir por un segundo que valía la pena el esfuerzo.

—Sabía que podía contar contigo —me plantó un beso en la frente y tomó sus cosas para salir. —Pasaré por ti más tarde, nos quedaremos hasta el domingo, así que ve preparada. No olvides el traje de baño.

A continuación, desapareció como una bala.

Me atajé la cabeza con ambas manos y maldije en voz baja. ¿Traje de baño? ¿En qué momento me metí en un lío como este?

 ¿Traje de baño? ¿En qué momento me metí en un lío como este?

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