Crecer

128K 9.9K 3.9K
                                    


Sus palabras retumbaron en mi oído, mientras abría la puerta y salía de mi vista.

—¿Qué? —pregunté, ingresando al departamento, tras él.

Pero no se detuvo hasta llegar a su habitación.

—Necesito estar sólo —sentenció. Tomó una valija y comenzó a cargar algunas cosas en ella—. Me quedaré ahí un tiempo, un año o dos...

—No puedes irte —rogué—. No puedes dejar todo lo que tienes aquí. El Directorio, el Centro Comercial...

No sabía qué decir para hacer que cambie de opinión.

—Hay muchos proyectos que puedo empezar allá.

Parecía decidido.

—No —insistí—. Siempre te quejaste de que David se fue y te abandonó.

No podía irse otra vez. No podía dejarme así.

—Pero ahora lo entiendo —contestó—. Necesito alejarme de todos.

—Quédate esta noche. Mañana hablaremos al respecto.

Necesitaba que se tranquilice. Tal vez no estaba pensando con claridad.

—¿Para qué hablar? —me detuvo—. Nadie es sincero conmigo. Ni tú, ni papá, ni... ¡Ni siquiera sé a cuál de los dos llamar así!

Simplemente encimaba su ropa, sin doblarla, casi sin mirar debido a la rabia contenida.

—No puedes dejarme, Ethan —imploré.

—Sabes estar bien sin mí.

Cerró la maleta y se decidió a abandonar la habitación.

Me adelanté y obstruí su paso en la entrada, con la urgencia apretando todo mi ser.

—Llévame contigo.

Se detuvo un segundo, mirándome como si fuera una molestia.

Diablos. Sí que me recordó a Norman al verme así.

—Eso no tendría sentido.

—¿Por qué no?

—Porque también debo alejarme de ti. No tendría que haber vuelto —estaba realmente frustrado—. ¡Aquí me siento estancado! Me convertí en un perdedor, desde el maldito día en que... —no pudo continuar, pero eso me sirvió para entender perfectamente lo que quiso decir.

—Desde el maldito día en que me conociste —terminé la frase.

Le dolió, pero no me contradijo. Y eso hizo que me lastime, incluso más.

Agaché la cabeza, porque seguir mirando sus ojos se volvió insoportablemente doloroso.

La angustia me obligó a hacerme a un lado, y él salió al pasillo.

¿En qué momento dejó de amarme? ¿Tan fácil fue para él olvidarse de mí?

¿O en verdad le hice tanto daño?

Mis labios temblaban como si estuviera muriendo de frío.

Entonces, ese instante de la fiesta cruzó por mi mente, de repente.

El momento en que me sentí tan feliz, tan completa y amada, cuando...

—Nos besamos.

Lo dije más como un pensamiento en voz alta. Sin embargo, me escuchó.

—No significó nada para ti —contestó con indiferencia. Acto seguido volteó y comenzó a dirigirse hacia la puerta principal—. Sólo lo hiciste para poner celoso a Oliver.

Casa NO en venta (completa✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora