Capítulo 3 - ¡Es imposible!

7.6K 774 882
                                    

Una vez terminamos de limpiar la casa completa, acabé reventada.
Eran las once de la noche, es decir, nos llevó cinco horas limpiar (incluyendo el desván). Pero esa fue la peor parte: el desván. Me cagué. Pasé tanto miedo... pero no más que la noche anterior cuando mi televisión se encendió sola.
Encontré algunas cosas del propietario anterior, así como fotos, libros, juguetes...
Y ahora que lo pensaba, aquel chico se parecía bastante al muñeco feo que aparece en mi videojuego y hace que la partida se reanude. Negué con la cabeza, eso era imposible. Creo que el miedo me hizo jugar malas pasadas. Aunque sigo pensando en que tienen cierto parecido.
El chico se llaman Ben, pero eso es algo que ya sabía pues su partida aún está en la Nintendo.
Una idea se me vino a la cabeza... ¿y si entraba en su partida? Quiero decir, al menos habrá avanzado algo y no estará tan atascada como la mía.
Me levanté del sofá y fui corriendo a mi cuarto.
Cuando conecté el cable, la Nintendo se encendió y entré al juego.
Está bien, tan sólo tendría que entrar en su cuenta.
Pulsé en «BEN» y comenzó el juego justo donde él lo dejó.
¡Vaya! Por lo que se ve, aquel chico había llegado bastante lejos en el juego, lo cual era una pena pues lo había abandonado antes de terminarlo. Estaba en el día 3, en el templo de la torre de piedra con casi una hora para que la luna se estrellara.
Parecía interesante...
Aún así, salí de su fichero. No quería tener nada que ver con ese tal «Ben».
Borré la partida de Ben y creé otra vez un nuevo fichero donde hice mi partida, pues los anteriores siempre acababan borrándose solos. Estaba llegando bastante lejos, cuando de repente no había nadie por las calles del juego. Me resultó bastante extraño ya que siempre había personajes por las calles de esta escena. La canción «Unhealing» volvió a sonar del reverso, ¿qué era esto? Se me aparecían flashes del vendedor de máscaras riendo. Me asusté bastante. Esto no podía ser normal en el juego.

El chico calavera no dejaba de mirarme, parecía atormentarme con esa maldita máscara.
Una canción empezó a sonar: la canción del templo de piedra, tocada en reverso.
Desesperada, intenté dar con mi arco al chico calavera, el cual conseguí darle, pero tras unas veces golpeándolo, un mensaje apareció.

«Esto no te va a hacer ningún bien... Jeee, jeee»

Me levantaron del suelo (a Link) por una fuerza desconocida y empecé a arder en llamas mientras gritaba. Link estaba muerto. ¿Era esto posible?
Me impresionó bastante pues esto que le acababa de hacer a Link no lo había hecho ningún personaje del juego, y mucho menos el chico calavera, pues él no tiene ningún movimiento.

Tragué saliva y seguí jugando.

El chico calavera se reía de mi mientras la pantalla se iba oscureciendo paulatinamente hasta que volví al mismo lugar. Hice los mismos movimientos, lanzando flechas al chico calavera y Link volvió a envolverse en llamas.
El cuerpo de Link yacía en el suelo, moribundo. Esta vez, volvió a sonar la canción «Unheling» en reverso.
Volví al mismo lugar, con el chico calavera de los cojones, pero esta vez no había música, y de alguna forma u otra esto me inquietaba más.
Recordé que en mi primer encuentro con el chico calavera toqué la ocarina para volver en el tiempo o invocar a los gigantes.
Empecé a tocar aquella canción, pero antes de llegar a la última nota, Link volvió a engullirse en llamas y murió.
Cuando la escena de la muerte estaba por acabar, el juego empezó a fallarme.

—Vamos, no mames... —farfullé, tocando todos los botones del mando, volviéndome loca.

Me sorprendí al ver que la escena volviese de nuevo.
Era la misma, excepto que Link yacía muerto de una forma extraña, con su cabeza inclinada hacia la cámara y el chico calavera le estaba sobrevolando.
Después de unos treinta segundos, la pantalla se decoloró y apareció el siguiente mensaje:

«Te has encontrado con un destino terrible, ¿no es así?»

¡Otra vez esa jodida frase!
El juego me llevó al inicio, donde debía entrar en mi fichero, pero me percaté de algo: mi fichero llamado «AYL» había sido reemplazado por uno llamado «YOUR TURN». Éste tenía tres corazones, ninguna máscara y ningún objeto.
Cuando seleccioné en este archivo, la escena volvió donde lo dejé. Estaba en la punta de la torre de reloj, Link yacía muerto junto con el chico calavera sobrevolándole. Su risa no cesaba.
Cuando salí de la partida, el jodido fichero de «BEN» seguía ahí. ¡Seguía ahí después de haberlo borrado!
Me descompuse. O esto era un bug, o era típico del juego, pero descarté que fuese típico.
Apagué la Nintendo y al mismo tiempo mi madre me avisó que la cena ya estaba servida.

Bajé las escaleras y escuché hablar a mi madre.

—Ven, Ayleen. Se te va a enfriar —dijo.

Palidecí.

—¿Cómo que Ben? ¡No tengo nada que ver con él! —exclamé.

Mi madre me miró preocupada.

—¿De qué hablas, hija? —preguntó desconcertada.

Más tarde me percaté de mi error entre el verbo «Venir» y el nombre «Ben». Me quise golpear la cabeza, pero para eso ya estaba mi madre.

Me senté en la mesa y empecé a comer.

—Hija, ¿sabes cómo puedo enviar este link de página web desde...?

—¡Link! ¡No! —exclamé poniendo ambas manos en mi cabeza.

Mis padres me miraron asustados.

—¿Te ocurre algo, hija? —preguntó mi padre más preocupado aún.

Suspiré y forcé una sonrisa.

—Nunca he estado mejor —mentí—. Pero en lugar de llamarlo «link», llámalo «url», por favor... —pedí.

—Deja de decir tonterías y empieza a comer —avisó mi madre.

...

Me preparé para ir a dormir cuando noté una presencia por mi cuarto.
No es nada, Ayleen, no seas tonta. ¡Es sólo un juego!
Escuché un ruido sospechoso y me tapé completamente con las sábanas.
Sé que las sábanas sólo podrían perjudicarme en caso de que hubiese alguien en mi habitación, pero soy humana y hago este tipo de gilipolleces.
De repente, me sentí observada.

—¿Mamá? —pregunté.

No obtuve respuesta.

—¿Papá? —volví a preguntar, pero ocurrió lo mismo: ninguna contestación.

—¿Winnie the pooh? —pregunté sintiéndome idiota.

Escuché una risa.

No podía ser Winnie the pooh, él no se reía así...

Haciendo acopio de fuerzas, me destapé y... no pude creer lo que estaba viendo.
Frente a mi había un niño algo bajito, pelo rubio, vestimenta parecida a Link, y lo que más me impresionó... sus ojos eran negros excepto por unas pupilas —si es que a eso se le podían llamar pupilas— rojas y éstos estaban sangrando... como si llorase sangre.
No podía ser real. Esto tenía que ser un sueño.
Estaba paralizada, así que lo único que pude hacer fue gritar... y grité.
Ese ser se asustó y desapareció.
Mi madre abrió la puerta del cuarto.

—¿¡Qué forma de gritar es esa!? —dijo hecha una furia.

¿Se quejaba de mis gritos pero no de los suyos?

—No pasa nada, mamá —dije sobrecogida.

—¡Entonces deja de ser tan escandalosa siempre! —exclamó y se fue.

Debía admitir que mi madre me aterraba más que aquel ser.

De repente, él volvió a aparecer, dándome un pequeño infarto.

—Al menos el ser bajito te ayudó a esconderte mejor —me burlé, aunque seguía teniendo miedo.

Aquel ser me miró mal y pareció enfadarse.

Mierda, no debí haber hecho eso.

Let's play『Ben Drowned』Where stories live. Discover now