Capítulo 26 - Cercanía

4.7K 544 0
                                    

Que alguien me diga por favor qué color de ojos tiene «Benitoh». Enserio, es que tengo varias fotos las cuales los tiene verdes, y en otras lo tiene azul.
Feliz día de los creepypasta, mis psicópatas🔪.

No sé por qué pedí aquello. ¿Realmente había pronunciado aquellas palabras? ¿Yo le había pedido que se quedara? No me reconocía a mí misma en este preciso momento.

-¿De verdad quieres que me quede? Me haces sentir confuso la mayoría del tiempo. Cuando estoy contigo, me das motivos para irme (incluso lo deseas); pero cuando me voy, deseas lo contrario. Ayleen, ¿qué quieres en realidad? -preguntó serio.

Empecé a mover mis manos, nerviosa. Me había metido en un hoyo sin fondo.

-Esto..., yo..., Supongo que quiero... lo que quiero es...

-Me gustaría saber la respuesta hoy -pidió cansado.

Arrugué mi entrecejo, molesta.

-Por idiota te vas a quedar sin respuesta -respondí a la defensiva.

-Por idiota, vas a perderme -contraatacó.

No lo entendía, escuchar aquello no debía molestarme. Entonces, ¿por qué me molestaba? ¿Por qué quería que se quedara? ¡No entendía nada de lo que me estaba pasando!

-No lo sé, Ben, ¡no lo sé!; ¿por qué te molesto? ¡ni idea!, ¿por qué quiero que te quedes? ¡ni idea! No sé nada -confesé.

Él se acercó a mí.

-¿Estás segura de que no sientes lo mismo que yo? -preguntó suspicaz.

Abrí mis ojos con exageración.

-¡Estoy totalmente segura! -exclamé.

-¿Alguna vez has sentido algo por alguien? -preguntó de repente.

Este chico me estaba haciendo sentir nerviosa con todas estas preguntas.

-¿Algo como qué? -me hice la ingenua.

-Algo como amor -respondió.

Tragué saliva.

-Amor sí, hacia mis padres.

-Hablo de un amor diferente. Hablo de un amor hacia otra persona ajena a tu familia -especificó.

Yo sabía perfectamente desde el principio a qué clase de amor se estaba refiriendo, pero prefería andarme por las ramas.

-No -negué.

-¿Entonces no sabes cómo se siente una persona al enamorarse?

Negué con la cabeza.

-Es decir, te puedo decir la teoría, pero jamás lo he experimentado -expliqué.

Él sonrió.
Cuando sonreía de aquella forma, me hacía saber que no tenía buenas ideas o buenas intenciones.

-Yo te puedo decir a ciencia cierta qué se siente -decía, mientras se acercaba a mí y yo retrocedía-. Cuando miras a la persona amada, sientes una especie de cosquilleo en el estómago. Cuando esa persona especial se va, te sientes vacío. Él o ella es el primer pensamiento que tienes al levantarte y el último que tienes al dormir. Y cuando está frente a ti... -choqué mi espalda contra la pared. Este chico estaba loco. Nuestra distancia era limítrofe y mis pulsaciones estaban fuera de sí- tu único deseo es protegerle, hacerle sentir bien y... besarle.

Tragué saliva con fuerza. Estaba tan cerca... Pero de repente, se alejó de mí y me sentí extraña.

-Pero claro -siguió diciendo-, los libros, las películas, la ciencia, incluso yo, podríamos decirte todo lo que queramos para poder explicarte qué se siente, pero si nunca lo has sentido por ti misma... nunca lo comprenderías -zanjó.

Expulsé el aire que había retenido todo este tiempo sin siquiera haberme percatado.

Si de verdad era eso lo que alguien sentía al enamorarse, entonces me había encontrado con un problema, porque eso era exactamente lo que sentía...
Obviamente, no se lo haría saber así de fácil. Para mi beneficio o no, aún no le confesaré nada de esto. Probablemente no me sienta enamorada de él, y me estaba confundiendo. Primero, me gustaría saber qué sentía yo en realidad, y cuando lo sepa sinceramente, se lo confesaría.
Por el momento, sólo me sentía confusa.

-Tienes razón -afirmé-, no lo sé aún.

-Eso es bueno, supongo. También quiere decir que nunca has experimentado el dolor de un corazón roto -dijo esto menos animado.

Sentía lástima por él.

-Tengo una pregunta, Ben -dije, y me miró-. ¿Siendo un fantasma, puedes enamorarte? Pensaba que eso sólo podía sentirlo los humanos.

-Creí que ya discutimos ese tema. Sí, por extraño que te parezca, podemos tener sentimientos -respondió molesto.

Mi cometido no era hacerle sentir molesto. Ni siquiera lo había planeado.

-Lo siento si te hice sentir mal, Ben. No era mi intención -me sinceré.

-No estaba molesto. Bueno... sí. Pero eso da igual -respondió y negué con la cabeza.

-Eres raro -acusé.

-Entonces, si no me quieres, tendré que buscar otra chica... ¿qué tal esa Camille? No parecía mala persona. Además, sentimos lo mismo -propuso.

Me enfadé. ¿Camille? ¡ni por asomo!

-¿Cómo que sentís lo mismo? ¿También le quieres? -pregunté confusa.

-No, pero podría darse el caso. ¿Qué? ¿Estás celosa? -cuestionó él, con esa sonrisa. ¡La odiaba!

-¡No! Yo misma planearé una cita para ustedes dos -propuse-, y si hace falta, yo me haré cargo incluso de los gastos.

Él empezó a reír.

-¿Decías que yo era raro?

-Hablo enserio -le hice saber.

Él me miró seriamente, borrando su sonrisa.

-No hace falta que gastes nada por mí -respondió él, serio ahora.

-Pero voy a concretar una cita con ustedes dos. Y créeme, ¡será la mejor cita de tu jodida existencia! -exclamé animada, señalándole con el dedo índice.

Él me miró extrañado y confuso.

-Ayleen, yo no... sólo estaba...

-¡Una cita y no se hable más! Será genial poder decirle esto a Camille -le interrumpí.

-¡No lo comprendes, Ayleen! Yo no quiero...

Tecleé el número de Camille y me respondió a la segunda señal.

Ben, esta vez te tocará sufrir a ti. ¡Toma esta por hacerme perder en el juego!

Let's play『Ben Drowned』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora