Capítulo 10

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NARRA LAURA:

Avanzo por el pasillo dando largas zancadas. Estoy cabreada. Muy cabreada.

Joder, son las ocho de la mañana y ya de mal humor.

Me dirijo hacia ellos, haciéndo oídos sordos a lo que pasa a mi alrededor. Los chicos con los que me cruzo me lanzan comentarios, pero no los escucho. Estoy muy ocupada maldiciendo a toda la descendencia y ascendencia del retrasado mental que voy a tener que aguantar este curso.

—Decidme dónde coño está —digo cruzándome de brazos.

—¿De qué hablas? —pregunta Nate confuso, y mira a Ian que tiene la misma cara de no entender nada.

Hostia, cómo sean cómplices y lo estén ayudando, que se preparen.

—¿Eres sónambula o algo y estás soñando despierta? —bromea Ian.

Nota mental: matar a Ian después de la primera víctima.

—Joder, no estoy para bromas. Decidme dónde se metió el neandertal que tenéis como amigo.

—Ni idea —contesta Nate sin interesarse.

Nota mental: luego de mis dos primeros asesinatos, torturar a Nate. 

—O me lo decís u os rajo el cuello aquí mismo —espeto más cabreada.

—Relaja preciosa —Ian me sujeta por los hombros, haciendo que me quede mirando a sus ojos. Le respondo con una mirada llena de ira.

Vaya, parece que captó la indirecta.

—Creo que está en el laboratorio —hace una pausa. Me giro, pero antes de que empiece a andar, añade—: liándose con una.

Paso del comentario y empiezo a andar, piso fuerte por todo el cabreo que llevo encima. Paso por delante de Ale y Mar, Ale se dispone a agarrarme, pero Mar la frena y me dejan seguir a lo mío.

Ya les daré luego explicaciones.

El primer laboratorio está cerrado con llave. Por este pasillo no hay nadie, así que supongo que el siguiente estará abierto. Abro la puerta del segundo laboratorio bruscamente.

Lo primero que veo es a Nick lamiéndose con una rubia. Lo segundo que veo es la cara de sorpresa de Nick, que frena su lengua. La rubia sigue restregándose con Nick, hasta que él la para.

—Joder, ¿por qué paras? —jadea la rubia mientras da la vuelta hacia a mí. 

Oh, que no es una rubia cualquiera. Es una rubia de bote plástica con micro falda y camisa apretada.

No cambio ni un músculo al ver esa imagen, siento una sensación rara, supongo que será asco. Sigo con la misma actitud de enfado, y me dirijo hacia el moreno.

—Tú —le señalo con mi amenazante dedo—. Tú difundiste el puto vídeo, cabrón.

—¿Que vídeo? ¿Y qué narices hace ella aquí? —Lisa me mira con desprecio, pero mi mirada es mucho más amenazante que la suya.

—Laura, yo no fui —Nick levanta ambas mano, simbolizando inocencia.

—Bueno, que tenemos aquí: un pésimo mentiroso y una rubia plástica —digo sin quitarle el ojo de encima a Nick.

—Yo no mandé nada, Laura.

—Nick, ¿me puedes explicar esto? —grita Lisa,

—Joder Lisa, lárgate —le escupe Nick.

Me quedó asombrada por la rapidez de su contestación, y por la contestación en sí. Lisa lleva una mano al pecho indignada. Tiene una cara en estos instantes... con el maquillaje corrido, el pelo alborotado y su cara de "indignación".

No me tientes, Álvarez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora