Capítulo 20

8.3K 393 25
                                    

{Maratón 1/2}


NARRA LAURA

No sé cómo mierdas pedírselo. Tengo miedo a su reacción. Tengo miedo a su respuesta.

¿Y si se ríe en mi cara?

Le pegas una hostia y ya está.

—¿Y bien? —Nick me saca de mis pensamientos. Dejo mis inseguridades de lado, porque Laura Álvarez no tiene miedo a nada, la nada le tiene miedo a Laura Álvarez.

Bueno, eso no ha sonado tan bien como quería. No me puedo concentrar teniendo a éste chaval con la vista fija en mí, como si fuese la cosa más interesante del planeta.

Que oye, a lo mejor lo soy.

—Verás —empiezo—. Sé que no nos llevamos muy bien-

—No es nada nuevo —me corta.

—...y aunque no tengamos motivos para hacerlo-

—Si una persona odia a otra, no tienen por qué llevarse bien —objeta, interrumpiéndome por segunda vez en lo que llevamos de conversación. ¿Esto viene a cuento de qué?

—Soy yo la que tiene motivos para odiarte y-

—Pienso que es al revés —vuelve a interrumpirme.

—Pues piensas mal. De hecho, ni piensas.

—No creo que seas la más indicada para hablar —dice mirándome intensamente.

Odio que lo haga. Intenta intimidarme, pero cómo siempre, se queda en el intento.

Me acerco más a él. No siempre los chicos tiene que tomar el papel de machote en estas situaciones

—¿Y por qué no? —cuestiono.

—Una persona cuerda no lanza un vaso a la cabeza de otra persona —afirma, inclinándose hacia mí.

Uy. Golpe bajo.

—Una persona con cerebro no pasa un vídeo mío —contraataco.

—Una persona con los pies en la tierra no grita y acusa a cualquiera —este quiere bulla.

Pero él no es un cualquiera, ¿verdad?

—Una persona sobria no atrapa a otra persona contra una pared.

—Una persona normal no anda por ahí provocando.

No sé cómo, pero estamos a escasos centímetros de distancia, otra vez.

Nos fuimos acercando e inclinando un poco más por cada argumento. Y aquí estamos, ambos lanzándonos cuchillos por la mirada.

—Yo no provoqué a nadie en ningún momento —digo bajito.

—Oh, vamos, Laurita; no me mientas.

—Lo digo en serio, Scott.

—Pues entonces eres muy inocente.

—O tú muy pervertido.

—A lo mejor —se rinde finalmente, bajando la mirada. Sonrío, le acabo de ganar el duelo de miradas—. 87% —escucho que murmura para sí mismo, pero por la poca distancia que nos separa, yo también lo pude escuchar.

No me tientes, Álvarez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora