Capítulo 33

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NARRA ALE:

Hoy es miércoles, pero tengo entrenamiento de natación doble. La primera hora transcurrió igual que siempre, pero ahora estoy yo sola nadando a estilo libre la piscina.

A veces necesito desconectar del mundo de mierda en el que vivo, y yo me desahogo en el deporte. Además de que mi cuerpo serrano no se mantiene solo.

Cuando ya llevo varios largos a crol intensivo, decido que puedo parar y tomarme un descanso. Me acerco nadando hasta el bordillo de la piscina. Haciendo fuerza en las manos subo y me quedo de pie en la superficie.

Mientras me sacudo el pelo para quitar un poco el agua, oigo unas palmadas detrás mía. Frunzo el ceño. Nunca hay nadie a estas horas, hace apenas unos segundos estaba sola, joder, ¿ni nadar tranquila se puede en este maldito internado?

Paro la música de mi iPod sumergible, y me giro para encarar a quién ha osado interrumpir mi momento de soledad.

No me sorprendo mucho al encontrarme a Ryan, que está observándome con los brazos cruzados. Últimamente no me quita el ojo de encima en ninguna de sus clases, y a mí no me molesta. Que sea mi profesor no quita que sea joven y esté más bueno que el pan.

-¿Otra vez por aquí, Alejandra? -sí, éste también tiene la manía de llamarme por mi nombre completo.

-Puede ser -digo acercándome a él.

-¿Y a qué se debe? -Ryan me escanea con la mirada. No es la primera vez que lo hace, y no me molesta, la verdad es que hay un tonteo mutuo entre nosotros.

-Necesitaba distraerme. Estoy de mierda hasta arriba, no literalmente, sino que estoy hasta las narices de que el karma sólo venga a por mí.

-¿El Karma? ¿Crees en él?

-Sí, y si no haces lo mismo, deberías.

Ambos mantenemos la mirada hasta que él vuelve a hablar de nuevo.

-Decías que vienes aquí para distraerte...

Asiento.

-Hay más salidas que el deporte, es decir, hay más formas de evadirte de la realidad durante un tiempo -dice humedeciendo los labios.

-Pero esta es la más efectiva, ¿no crees, Ryan?

-Si no has probado las otras, no puedes decir que es más efectiva que el resto.

-Hacer deporte es satisfactorio.

-¿Y qué más?

-Numerosos beneficios, como mantenerte en forma -él me da la razón recorriéndome nuevamente con la mirada.

-¿Y...?

-Y es placentero.

-¿Eres consciente de que hay algo más que te puede ayudar en todos los aspectos que acabas de nombrar y en alguno más?

-Supongo -contesto encogiéndome de hombros.

Al darme cuenta de la poco distancia que queda entre nuestros cuerpos, decido darme la vuelta y recuperar aire. Cojo mi mochila y saco la toalla de ella, dando por finalizado mi entrenamiento de hoy.

Mientras hago todo esto, siento la mirada de Ryan clavada en mi nuca.

-¿Ya te vas? -me pregunta cuando paso por su lado.

Asiento.

-Yo quería verte nadar un poco más -hace una especie de puchero.

-Pues te quedas con las ganas, guapo -suelto una carcajada y abandono la piscina, rumbo a los vestuarios. Oigo los pasos del chico detrás mía, por lo que no intento esconder la sonrisa que se forma en mi cara.

No me tientes, Álvarez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora