(Segundo libro de Choose me)
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― ¿Esto se acabó?― Pregunté, al borde de que mi voz se quebrará.
― Sí, lo nuestro termino.
Respondió él y yo con lágrimas en mis ojos, me doy...
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Capítulo 17 parte I| ¿Te asusta la soledad?
James.
Semanas después.
Miro la hora por quinta vez en el reloj de pared del club, aun me queda una hora para que mi turno acabe y lo único que quiero es largarme de aquí e ir ver a mi novia.
Son las nueve de la noche y mi turno termina a las diez, Eich estaba sentado frente a mí bebiendo su segunda copa de vino.
— Deberías estar en tu cama, no aquí y mucho menos con este frío.— En silencio bebe su copa.— Eich...
— ¿De cuándo aquí tú eres quien me da órdenes, niño?— Dejó la copa sobre la barra de madera.— Tengo que aprovechar lo que me queda de vida, además en el cielo no me van a dejar llevarme esta delicia.— Alzó la botella de vino, Eich se ríe pero yo no comparto su risa.
— ¿Quién dijo que iras al cielo?— Le quito la botella de vino de sus manos. La expresión de Eich se tornó seria.
— Había olvidado lo hiriente que puedes llegar a ser, eh.— Suspiró.— Pero es cierto, el cielo no es para mí.
Ruedo los ojos y continúo atendiendo algunos clientes, los minutos seguían trascurriendo con tranquilidad. Hasta que por fin mi turno había acabado, me dirijo a buscar mis cosas para marcharme.
Entonces siento la vibración de mi celular sobre a mesita blanca que estaba en nuestros camerinos, lo cogí antes de que se cayera al suelo y me encuentro con un mensaje de mi novia.
Melanie.
Sigo con mis abuelos aquí en su dichosa reunión, ya estoy cansada L
Sonrío.
James:
¿Te estas quejando, Wells? El día de mañana también iras a reuniones, a tus reuniones de trabajo así que ve acostumbrándote ;)
Melanie:
Tienes razón L ¿podrías venir mañana? Salgo a las 12:30 <3
James:
Claro, mañana iré a verte <3
— Sí que estás enamorado de esa chica, eh.— Me sobresalte al oír la voz de Eich detrás de mí, mi celular resbaló de mis manos y cayó al suelo.— Lo siento.— Se disculpa y se sorba la nariz, metiendo después sus manos en su chaqueta.
— No vuelvas hacer eso.— Le advierto, guardo mis cosas dentro de mi mochila y la cierro.— ¿Kevin ya llego?— Le pregunto.
— Esta a fuera esperándonos.— Asiento.
Eich se lleva las manos a su vientre y se sienta bruscamente en el banco blanco de la habitación.
