(Segundo libro de Choose me)
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― ¿Esto se acabó?― Pregunté, al borde de que mi voz se quebrará.
― Sí, lo nuestro termino.
Respondió él y yo con lágrimas en mis ojos, me doy...
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James.
Nunca creí que el camino hacia la clínica se me hiciera tan eterno como lo es ahora, pareciera como si estuviésemos dando vueltas y vueltas en el mismo lugar. En lo único que podía pensar en estos momentos era en mi hijo y en mi esposa, ella apretando mi mano con firmeza.
Unas que otras veces me sonreía pero sabía que por dentro está gritando del dolor, me gustaría poder ser yo sentir lo que ella siente y no verla en el estado en que esta.
¿En qué momento paso todo esto?
Nunca imagine verme en esta situación en alguna etapa de mi vida, nunca imagine verme casado y mucho menos con un hijo.
<< Nunca imaginamos formar una familia, James...>>
Pero, ahora estoy viviendo todo eso lo que nunca llegue a imaginar en mis momentos más desastrosos y dolorosos de mi vida.
― James...― Susurró a mi lado.
La veo con sus ojos llorosos apretando mucho más mi mano, me inclino para dejar un profundo beso en su frente.
― Ya vamos a llegar, mi amor.― La calmo.
Ella cierra sus ojos y acariciaba su vientre, apena yo me entere de la existencia de ese pequeño ser supe que iba amarlo con todas las fuerzas como a su madre y verla a ella con tanta ilusión me sentí el hombre más feliz del mundo pero, apenas supimos del riesgo que tenían ambos algo cambio.
Melanie vuelve aquejarse pero esta vez más fuerte poniendo de los nervios a mi mejor amigo, supuse que sintió una contracción y se aferró mucho más a mí. Apretó sus ojos tratando de soportar el dolor.
Apenas Kevin detuvo el auto frente a la clínica, un enfermero nos estaba esperando con una silla de ruedas para mi esposa. Kevin es quien se baja primero y me ayuda con Melanie, con cuidado la sentamos en la silla y se la llevaron de inmediato mientras que yo, baja el maletín del bebé con su ropa y la de mi esposa.
― Ve con ella.― Dice mi amigo.
― Si llega...
― ¡Solo ve con ella!― Me dio un palmada en la espalda.
Entonces corrí para alcanzar al enfermero quien había llevado a mi esposa a la sala de partos. Una de las enfermeras me detiene para entregarme un traje para poder entrar con Melanie, le entrego el maletín de ropita de mi hijo y de mi esposa.
Los nervios me estaban jugando en contra, no era capaz de hacer el maldito nudo al traje verde y me dejo caer en una banca que estaba en la habitación frotando mi cara con las manos.
― Mierda.― Musité.
Se supone que este debe ser uno de los mejores días de mi vida ¿no?
