Capítulo 11

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Cálida bienvenida


Me despierto gracias a los rayos del sol que se colaron por mi ventana, dandome directamente en mi cara. No fui consciente de cuando me quede dormida ayer. Me recuesto en mi cama para poder despertarme bien, suspiro, ahora más que nunca tenía que ponerme al corriente del caso, si quiero atrapar al asesino tengo que ser más astuta que él, pensar como lo haría él. Ya que todo el tiempo que estuve en el hospital fue tiempo valioso, que se perdió.

Me levanto de mi cama y voy caminando por el pasillo pequeño que tengo en mi departamento, llego a la barra de mi cocina y tomo la carta que me dio el doctor ayer con las indicaciones a seguir para mejorarme desde hogar, la leo ya con calma porque ayer no la leí por querer llegar a dormir, todo lo que dice la carta en pocas palabras sería que me alimente bien y que tome poco reposo cuando pueda. Dejo la carta en su lugar y me voy otra vez a mi habitación para vestirme e irme a la comisaría, me siento rara por el hecho de que llevo bastante tiempo que no voy a la comisaría y creo que me sentiré incomoda porque no sé que es lo que vaya a pasar cuando llegue y los de la comisaría se enteren de mi llegada. Mejor voy a tomar ropa para vestirme y ya irme, y cuando me empiezo a cambiar me doy cuenta de que tengo la misma ropa de ayer, al parecer fue tanto mi cansancio que no me pude poner una pijama para dormir a gusto.

Estoy lista, así que tomo mis cosas incluyendo mi arma y mi gas pimienta que tenía olvidado — cosas para poder defenderme —, después de lo ocurrido ese día, decidí que estaría equipada con lo básico, con el gas pimienta me daría tiempo de huir y pedir ayuda pero en caso de emergencia usaría mi arma. No pierdo el tiempo y salgo de mi departamento muy rápido para que ningún vecino me entretenga. Tomo el ascensor para irme más rápido. Salgo del ascensor y camino rápido hacia la salida para tomar mi auto e irme a la comisaría.

***

Llegue más rápido de lo que acostumbro y esto se debe por se temporada de vacaciones, así que casi ningún habitante de overlond sale en auto, o también es que las familias deciden tener unas lindas vacaciones pero no en Overlond, así que deciden ir a las ciudades vecinas para pasarla bien, provocando que las calles estén muy solas, casi al extremo de sólo ver apenas un auto cada ciertos minutos. Pero me gusta eso porque así la ciudad no se atasca de tráfico.

Estaciono mi auto y entro a la comisaría, se me hace muy extraño que nadie este, en la comisaría no es temporada para estar de vacaciones, y si las hay por lo menos hay personas, eso me da un poco de miedo y más desconfianza porque la comisaría esta abierta y si lo esta es porque debería de haber una persona por lo menos, cada paso que doy en la comisaría es más el crecimiento de mi miedo, será que alguien tomaría al personal como rehén, basta Lisa, debería pensar en cosas más coherentes, mejor voy directo a mi oficina para por lo menos saber algo, pero al abrir la puerta estoy muy sorprendida ya que veo a todos los detectives, agentes e incluyendo al comisario todos felices, en la pared había un cartel que decía bienvenida con letra azul y en mi escritorio había una rebanada de pastel de chocolate.

—¡Bienvenida!—dijeron todos al mismo tiempo, para que después de eso todo fueran hacia mí y me abrazaran de uno por uno, y el que me abrazaba se iba saliendo de mi oficina, así dejando más espacio en mi oficina.

Me quede muy sorprendida de por todo esto, yo esperaba otra cosa. Al parecer todos se enteraron de lo que me sucedió y no se corrieron malos rumores, si es así, espero que no me vean con lastima, ya que una de las cosas que me hartan, es que las personas sientan lastima de mí, desde mi adolescencia he pasado por eso y ahora de adulta ya no tanto pero aborrezco ese sentimiento que tienen las personas hacia mí —en algunas ocasiones— .

El asesino de cold street Donde viven las historias. Descúbrelo ahora