22. Martina

2.2K 263 88
                                    

La cagué, tal y como supe que haría.

Lastimé a Ema, la última persona de la tierra que se merece algo así. Me siento una basura y, sin embargo, una parte de mí dice que es lo correcto, que lo estoy cuidando de mi ex, que es mejor esto a cualquier cosa que pueda hacerle Darío.

Es que está peor que nunca. Aprovecha la cercanía con mi familia para inmiscuirse en cada detalle de mi vida. Sigue haciéndose con mi celular en cada ocasión que me distraigo al punto que tuve que dejar de prestárselo a mi hermano.

El fin de semana peleamos a morir cuando mis papás salieron. Mi hermano estaba en su habitación, no sé cuánto llegó a escuchar.

Como siempre, no levantamos la voz. Escondernos fue nuestra forma de vivir la relación y es un hábito difícil de dejar.

―Ya vi que se te pasó el capricho ―dijo señalando mi teléfono.

―¡No vuelvas a leer mis conversaciones! ¡Dejame en paz!

―¡Nunca! ―Me agarró del brazo con fuerza―. Ya tuve bastante de esto y por lo visto, vos también. ¿No le dijiste a tu amiguito gay que con el tal Emanuel se había terminado? ¿Que no podías estar con él? Me alegro que lo hayas entendido. Ahora, si se te pasó el berrinche de nena de quince años ¿podemos aclarar las cosas y volver a como era antes?

―No, Darío. Lo que vos no entendés, es que no te dejé por Ema ni por nadie. Te dejé por mí, así que pensalo como quieras. ¿Querés verlo como un capricho? Bien. Pero es un capricho que me va a durar de por vida. No voy a volver con vos.

Lo vi ponerse rojo de furia e intenté escapar.

―La que va a entender acá, sos vos...

Mis viejos llegaron justo para interrumpirnos. Evadí a todos y el domingo, después del almuerzo, ―almuerzo en el que Darío también estuvo―, me volví a Rosario.

Yo: No puedo estudiar hoy, Damien...

No dejo de recordar el beso con Ema; fue perfecto, mejor que cualquier cosa que haya soñado y eso que llevo meses imaginándolo. Su cara después, cuando no supe qué decirle... bueno, eso es otro cantar, de sólo pensarlo me duele el pecho tanto que me deja sin aire.

Damien: por? El globalizador es en menos de dos semanas, Martina...

No contesto y me tiro en la cama a mirar el techo y a lamentarme; nunca debí llegar tan lejos. Si sabía cómo eran las cosas, sabía que Darío no se iba a rendir y que cualquier intento de acercarme a Emanuel iba a traernos solo dolor.

Mi celu vibra de nuevo.

Damien: A mí no me clavás el visto, jeje. Estoy yendo...

Yo: Vas a perder el tiempo.

Damien: eso lo decido yo, no te parece?

Ok. Lo único que me faltaba era hacer enojar a mi amigo. Ahora sí, me siento de maravilla.

Le bajo a abrir y en cuanto me ve, me abraza.

―Martina ¿qué pasó?

―Si vuelvo a llorar, me voy a secar ―le contesto en el ascensor.

Entramos a casa en silencio y preparo mate mientras acomodamos los apuntes. Mi concentración es nula.

Que conste que le advertí.

―Largá, que me estas poniendo nervioso ―dice.

―La cagué con Ema por completo ―confieso y siento el nudo en la garganta.

Entonces, me abrazó (Completa)Where stories live. Discover now