39. Me jugaba demasiado. Pero es que eso no era un juego.

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Abrí los ojos. No por la luz, ni por frío, ni por ninguna pesadilla. Abrí los ojos porque ya no podía dormir más. Había alcanzado el límite, pena.

Ayer nos fuimos a dormir muy tarde, después de aquel cigarro vino otro y después, cuando nos dimos cuenta que el frío de la noche ya lo notábamos prácticamente en los huesos, bajamos. Y, otra vez, Malú me prestó su dormitorio, por más que yo insistiera que a mí me tocaba en el sofá aquella noche. Ya eran dos noches…dos noches…¡mierda!

Cogí mi móvil de la mesita de noche, las 13:04. Ay, el vuelo. Me deshice rápidamente de las sábanas y me puse en pie. Levanté fuertemente la persiana, el sol no brillaba con tanta fuerza como hubiera imaginado. La noche anterior solo me quité los pantalones para dormir, ya que eran tejanos. Me dirigí al baño que incluía aquél dormitorio. Era raro, ya que me veía en el espejo bastante bien y eso que estaba recién levantada…. Me eché agua en la cara. Cogí los pantalones del suelo del dormitorio y me los puse rápidamente dando tres saltos. Después, sin siquiera tocarlas con las manos, me puse las bambas haciendo unos movimientos tetrapléjicos para que me entraran que solo yo sabía hacer.

Malú debía estar a un durmiendo la cabrona, sobaba siempre más que yo. Crucé todo el pasillo a toda mecha y directamente fije mi mirada en aquél sofá…en aquél sofá vacío. ¿Dónde está?

Pasé por el siguiente pasillo hasta la cocina. Y ahí, ahí estaba. No llevaba mucho rato despierta porque estaba de pie, apoyada en la pared y comiendo una tostada.

-          Qu-

Quise formular algo pero pronto mi celebro lo anuló al ver sus piernas totalmente descubiertas. Una estaba más flexionada que la otra y su perfil era totalmente definido. Pronto fui subiendo poco a poco. Solo llevaba puesto un culot blanco y una camiseta ancha encima. Negué rápidamente con la cabeza para poder reaccionar. Mal, ____, mal. Cuando volví mi mirada a la suya vi como me miraba sonriendo. Que no se haya dado cuenta, que no se haya dado cuenta.

-          ¿Que pasa?- Me preguntó, alzando la ceja y con una media sonrisa que no se le podía ni aguantar. No sabía ni por qué me lo había preguntado porque su gesto parecía saber todo lo que me acababa de pasar. Mierda ____, que descarada has sido.

-          N-nada.- Voz, no me tiembles, ¿es mucho pedir? Ella rió. Hostia puta. -¿Hace cuando estás despierta?- Pregunté por preguntar.

-          Sí bueno…hace un rato- Dijo confusa- ¿Por qué?

-          Hoy me voy, lo sabes. Me tendrías que haber despertado.- Por no seguir mirando a aquél diablo que quitaba el sentido me dirigí a unos armarios justo encima de los fogones de la cocina, el de las galletas. Cogí dos de chocolate, tenía que darme prisa.

-          ¿Has perdido el vuelo?- Dijo acercándose.

-          No.

Escuché como murmuraba un “mierda” que se lo decía solo para ella misma. Malú, al ver que me había dado cuenta y me la había quedado mirando, sonrío intentando disimular. Esta vez quise yo jugar:

-          ¿Pasa algo?

-          N-no.

Bien, vamos empate en temblores de voz. La suya lo acaba de hacer.  Sin decir nada me fui a “mi habitación” y recogí todo poniéndolo de mala manera en la pequeña maleta. Vi como Malú me había perseguido y se había quedado mirándome a mí con prisas, desde el margen de la puerta. Miré el reloj del móvil…no llego, mierda. Ya podría ayudarme la princesa…

Juguemos a imaginar (Malú)Where stories live. Discover now