40. Por todas las propinas no pagadas.

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40!!!!!

Redacta Malú

______ se bajó. Y el ruido de la puerta al cerrarse por su impulso no fue solo un ruido. Fue algo más. Fue como cuando tu madre se olvida de darte las buenas noches primera vez. No es algo muy exagerado pero cuando estás en la cama, sabiendo ya que no va a venir, te preguntas si significará algo más, no solo un simple descuido.

Y en este caso sí que significaba algo más. No pude decirle nada antes de que se fuera, me quede parada, y sí, aún estaba a tiempo. Pero en esta situación el refrán “más vale tarde que nunca” no tenía nada que hacer. Y tanto que no había nada que hacer. Ya lo había intentado de todas las maneras. Y joder, todo por culpa mía. Por el estúpido miedo a cometer fallos que siempre provoca fallos. Me había dado cuenta tarde. Que la quería, digo.

La quería y la quiero. Y no sé si me sirvió aquel proceso de perder el miedo. Creo que fue por el tercer paso…un maldito cigarro no substituye a hacer el amor con la persona que amas. Las cosas no se pueden dejar a medias.

Y sé que no, no funcionó. Y lo sé porque no se me ha ido el miedo. Lo noto dentro, ahora más que nunca. Creo que se me han duplicado. Bueno en realidad creo que han venido unos para marcharse otros. O a lo mejor, los que han venido son tan fuertes que los otros ya ni se notan, se quedan pequeños.

¿Qué cuales son los nuevos?

Por ejemplo, que he perdido a ______ y estoy convencida que si no es con ella ya no es con nadie. Que se acabó, que ya está.

Miedo a que me odie en estos instantes.

Miedo a que este dolor se haga eterno.

Pisé el acelerador. Ya todo poco me importaba. Mentira, precisamente el todo me importaba y mucho. Porque el todo era ella.

Los coches me pitaban al adelantarlos a toda velocidad. Los escuchaba de lejos, pero estaban al lado. Yo solo estaba sumerja en mis pensamientos. Pensamientos crueles.

Siempre la cago. No sé cuidar lo que me importa. Cuando algo me gusta en mi vida lo expulso. Sin querer. No sé como lo hago de verdad, pero termina esfumándose. Alguna vez has hecho algo y luego te has preguntado “¿Cómo has podido ser tan gilipollas?” No lo recomiendo.

Y yo me planteaba: cuando el problema está a tu alrededor se puede manejar, a veces es difícil pero siempre se arreglan si lo piensas después de un tiempo.  Pero…si el problema eres tú, ¿cómo lo matas? 

Levanté la vista y frené en seco. El cinturón me detuvo del impulso. Seguidamente un camión pasaba delante de mí a toda hostia y pitando. El pitido se dirigía a mí, casi me pasaba un semáforo en rojo. Mi respiración no se agito lo más mínimo, todo lo demás me importaba bien poco. Me pregunté qué habría pasado si mi coche ahora se encontrara debajo de aquél camión. Me inventé la escena en mi cabeza. No dolió imaginármelo. Eso era malo. Esperamos que con el tiempo no se volviera algo placentero tampoco. Pero la realidad es que no hubiera pasado absolutamente nada. ¿El problema? Estaría extinguido.

Sacudí mi cabeza. Hostia puta Malú, ¿en qué momento te has convertido en una suicida?  Yo lo sabía. En el ruido de la puerta de mi coche al cerrarse. Ese ruido que no se quedaba solamente en un ruido. Ojalá. Sé cerró esa puerta, una puerta que cerraba otras más a la vez. Volví a pisar el acelerador, la velocidad parecía aliviarme un poco. Como si lo que sentía se quedara en cada metro tan rápidamente recorrido. Cuando aparqué en el parking no salí de mi coche. Tampoco tenía nada que hacer. Me encendí un cigarro. Me dio tiempo a meditar. Ese momento y también los siguientes días. Mientras me fumaba aquél cigarro pensé que los recuerdos se hacían cenizas. Y que la llama era mi vida. Me lo acabé en 10 minutos. Intentaba no estallar.

Juguemos a imaginar (Malú)Where stories live. Discover now