▲ Capítulo 3 ▲

1.5K 226 84
                                    

Lawliet golpeó nervioso el suelo con el pie. ¿Cuánto tiempo llevaba esperando fuera en el pasillo? ¡Ni lo sabia, había perdido la maldita cuenta!

―¡Watari! ¿Qué pasa ahí dentro?

Matsuda y Shojin, otro de sus hombres, se asomaron tímidamente al pasillo desde las escaleras que conectaban a la sala de monitores.

―Uh...Lawliet, necesitamos que vengas. Creo que Jeevas está apunto de llegar.

Chasqueó la lengua, frunciendo el ceño y pegando la oreja de forma un poco cómica contra la puerta. Un silencio sepulcral le hizo rascarse el tobillo, nervioso.

Habían pasado cinco días desde que Light al fin despertara. Y en esos cinco días (a pesar de la advertencia de Lawliet) el muchacho no había dicho ni una sola palabra, incluso Watari comenzaba a estar preocupado porque el castaño no comía casi nada y apenas se movía de la cama. El viejo pensó que estaría bien decorar un dormitorio vacío y acomodarlo para hacerle sentir seguro, quizá así comenzase a confiar en los demás.

Lawliet solo tenia ganas de ahorcarlo y obligarlo a hablar con métodos poco ortodoxos. Pero se contuvo por su propio bienestar y porque Watari terminaría matándolo si se atrevía a pasarse de la ralla. Rendido, se alejó del dormitorio y bajó las escaleras mientras Matsuda le comentaba que Near parecía haber descubierto algo nuevo y escuchaba gruñir a Mello, que caminaba dando zancadas de un lado a otro en la sala de vigilancia.

Watari tomó aire, sonriendo con tranquilidad al castaño que estaba sentado en la silla.

―Tranquilo señorito Light. Lawliet ya se ha marchado.

Light alzó el mentón, arqueó la ceja y desvió una mirada asustada y algo gruñona. Se masajeó las muñecas por inercia, porque era algo que hacia continuamente. Asintió, dándole a entender a Watari que podía seguir con lo que estaba apunto de hacer.

El viejo se sentó tras él, en una de las sillas libres del dormitorio que irían decorando poco a poco a gusto de Light, a pesar de que el muchacho estaba desesperado por salir de allí.

―Ya verás como cortarte el cabello te hará sentir mejor. Olvidarás los malos recuerdos de aquel lugar.

Light se mordió el labio, bajando la mirada. Estaba nervioso porque una persona estuviese apunto de hacer aquello, con unas tijeras afiladas que bien podría usar para hacerle daño. Como siempre, como todo el mundo que le ha hecho daño físico durante toda su vida. Apretó los puños sobre las rodillas, cerrando los ojos con fuerza.

El ruido de las tijeras, el cabello que caía al suelo...Light tenia los sentidos bastante desarrollados, y solía ser consciente de todo lo que le rodeaba en mayor o menor medida, según tuviese los reflejos aquel día. Si tenia miedo sus sentidos se agudizaban y si estaba relajado una calma se extendía por cada fibra de su ser, apaciguándolo. Watari se veía una buena persona, y quería creer que aquel hombre mayor no le haría daño. No como Lawliet, que gritaba y le observaba con aquellos ojos tan enormes que le aterraban.

― ¿Bien?

No se dio cuenta de que había pasado un buen rato desde que las tijeras rozaron sus cabellos y cuando se miró al espejo, no pudo evitar abrir la boca algo asombrado. Su media melena, el flequillo a un lado y la sensación de cambio le hicieron sonreír muy levemente. Era como si solo con aquello pudiese olvidar poco a poco el infierno del que había salido.

―Le diré a los chicos que le acompañen al centro comercial, necesitará ropa.

Negó con la cabeza, algo asustado y sujetando el brazo del viejo. ¿Salir? ¿Salir de allí y exponerse al hombre que lo había tenido cautivo casi toda su vida?

Sujeto Nº 24Where stories live. Discover now