▲ Capítulo 12 ▲

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Había perdido la cuenta de los minutos que llevaba junto a la puerta. Daba vueltas inquieto, preocupado.

Los gritos de Light, los quejidos de dolor y las voces del equipo médico no eran algo muy alentador. Harto de que nadie le dejase intervenir, entró sin más en la sala médica.

―Señor Lawliet, por favor, salga de aquí ― dijo uno de los médicos, elevando las palmas de las manos para impedir que fuese consciente del estado de Light.

―¡No voy a irme! ¡Quiero saber que ocurre, ahora mismo! ― tuvo que echarse a un lado cuando la enfermera salió de allí cargando un maletín en las manos, acompañada de otro de sus compañeros y un "lo siento, Lawliet " que le produjo una angustia horrible.

Creía que las cosas estaban mejorando. Que Light no volvería a sentirse mal físicamente, pero estaba claro que se había equivocado.

―¿Qué pasa aquí?― dijo Watari, entrando también en la sala. Agradeció que su protegido lo hubiese hecho, porque así se había tomado la libertad de seguir su ejemplo.

―Eso, ¿qué...? ―se quedó sin palabras cuando el médico le palmeó el hombro, moviéndose unos metros para que Lawliet pudiese verlo por si mismo.

Light estaba atado a la cama, moviéndome de forma violenta e intentando tirar de las correas que lo sujetaban. Sus muñecas violáceas eran una prueba de todo lo que estaba resistiendo. Tenía los ojos vendados y la mandíbula muy tensa; daba la sensación de estar a punto de romperse de un momento a otro.

―¡¿Qué le están haciendo?! ― chilló, casi jadeando de ver al chico así. No dudó a la hora de acercarse para liberarlo de las sujeciones.

―¡No lo haga, es peligroso! Ha hecho daño a los médicos, señor Lawliet. Su corazón está desbocado, no deja de tener arritmias y su sangre está más alterada que nunca. Lo siento, señor... Pero yo también abandono esta investigación ― dijo, rendido. Se alejó de ellos, mirando hacia otro lado ―. ¿Quiere un consejo? Manténganse al margen o puede ocurrir algo muy grave.

―¡Váyase a la mierda! ¡Fuera de aquí! ― gritó Lawliet, respirando alterado cuando el doctor salió de allí y solo quedó Watari junto a ellos.

Despacio, no dudó a la hora de acercarse hasta Light dispuesto a quitarle la venda de los ojos. No podía imaginar la desesperación que debía sentir por verse de nuevo en aquella situación, como cuando le encontraron meses atrás. Watari le sujetó el brazo con firmeza. Una mirada entre ambos bastó para que Lawliet asintiese, seguro de sí mismo. El viejo se apartó un par de metros, prudencial, respetando su decisión.

Lawliet siseó su nombre, temblando. Light gruñó en respuesta, demasiado alterado como para sentir afecto.

―Light, soy yo... Tranquilo...

―Quítame esto de los ojos. Quítamelo ― susurró, tirando de las correas de la cama y gritando cuando su espalda comenzó a agrietarse.

Lawliet sollozó de forma débil, asintiendo a pesar de que no pudiese verle. Con los dedos temblando fue aflojando una de las correas, dispuesto a quitarle también la venda de los ojos.

La mirada asustada de Light se encontró con la suya. A Lawliet le dio miedo darse cuenta de que no reconocía al muchacho que había sobre la cama. No era la forma cálida de sus pupilas, ni lo feliz que solía sentirse cuando se miraban. Era como si no estuviese allí con ellos.

―¿Light? ―gimió, acercando con miedo los dedos a su mejilla para poder acariciarle la piel. Se fijó en sus sienes, agrietadas y con pequeños restos de sangre que manchaban su bonita cara.

Sujeto Nº 24Where stories live. Discover now