▲ Capítulo 11 ▲

1.3K 130 251
                                    

Lawliet dio la vuelta sobre la cama, sin poder conciliar el poco sueño que se permitía a diario.

Se mordió el interior de la mejilla, preocupado cuando su mano se posó sobre la espalda sudada de Light. A pesar de llevar pijama, el tejido estaba empapado y notaba la respiración del japonés bastante alterada.

―Light... Light...― susurró, sin saber si era buena idea despertarlo siendo las cuatro de la madrugada.

El chico respondió con un leve quejido, removiéndose entre sábanas.

No llevaban unos días fáciles. Lawliet había tenido que prescindir de gran parte de sus hombres de confianza, sin atreverse a emitir un juicio correcto sobre cual de ellos podría estar jugando en el bando contrario. Un bando enemigo que parecía estar manejado por Beyond y que seguramente, no sería fácil de ignorar.

Watari y él habían estado hablando sobre la posibilidad de trasladarse a otra ciudad, donde los chicos pudiesen estar a salvo. Conocían a mucha gente; no les resultaría complicado encontrar un equipo de investigación fieles a él. Aún no se lo habían dicho a los demás, pero seguro que estarían de acuerdo con la decisión. Además, estaba el asunto de Light.

Llevaba dos días enfermo. Había vomitado más de una vez; no sería preocupante si no fuese porque el vómito consistía en sangre y más sangre. Le dolía mucho la espalda y su piel enrojecida parecía estar agrietándose por la zona de los omoplatos. No sabían que hacer. Sus médicos le habían inyectado un suero especial y unos calmantes que tomaba a menudo, aliviando algo el malestar. Hasta se había vuelto arisco, no queriendo pasar tiempo con Near y Mello. Lawliet lo había encontrado más de una vez acurrucado en un pequeño sillón cerca de la ventana, con los ojos fijos en el exterior y sin decir palabra.

Echaba de menos al Light sonriente y dulce.

―Light, despierta― encendió la pequeña lámpara de la mesita, sentándose en la cama y deslizando hacia arriba con los dedos la parte superior del pijama del castaño.

Apretó los dientes, tomando aire cuando casi vio como la piel enrojecida palpitaba furiosa y Light se removía entre sueños. Decidió quitar las sábanas, porque su piel ardía y no sabía que hacer. Suspiró cuando Light dio la vuelta, abriendo los ojos para mirarle.

―¿Te duele?

―Si ― contestó, con la voz un poco rota y grave.

―Ven conmigo.

Lawliet no lo pensó mucho más. Agarró por las axilas a Light y lo cogió en brazos, asombrado de lo delgado que se estaba quedando. Se levantaron de la cama y lo abrazó contra su cuerpo, sintiendo como él hundía el rostro contra la curvatura de su cuello.

Caminaron hacia el cuarto de baño y lo dejó con cuidado sobre la tapa del inodoro. Le limpió el sudor del rostro, abriendo los grifos de la bañera.

―Creo que te vendrá bien darte una ducha fría ― no le quitaba el ojo de encima, preparando la bañera mientras su otra mano le acariciaba la rodilla ―. ¿Qué necesitas?

―Tengo hambre ―susurró, mordiéndose el labio de forma infantil.

―¿Carne?

Light asintió, bajando la mirada. Le avergonzaba necesitar algo tan asqueroso como la carne cruda para saciarse. Deseaba ser un muchacho normal, y no sentirse roto por completo.

―Está bien. Iré a la cocina y traeré algo para que comas. Pero primero entra en la bañera ― al ver que parecía no reaccionar, le sujetó el rostro con las manos ―. Por favor.

Cuando Light se quitó el pijama y entró en la bañera, cerró los ojos, apoyando la espalda contra el mármol frío.

―¿Mejor? ―susurró Lawliet, besándole los nudillos de la mano. Desvió la mirada hacia el torso del castaño, jadeando cuando se dio cuenta de las extrañas marcas violáceas que parecían estar bajo la piel ―.Ahora vuelvo. Voy a traer la comida.

Sujeto Nº 24जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें