▲ Capítulo 18 ▲

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Beyond lo observó en silencio, sentado al borde de la cama mientras sonreía de aquella manera infantil y a la vez terrorífica que solía caracterizarlo a menudo. Alargó el brazo, extendió los dedos de la mano y rió entre dientes, manchando la piel de Lawliet con la sangre caliente de aquella niña...

―¿Elle? ¿Estás bien?

Lawliet se removió entre las sábanas. Su cuerpo sudaba y su respiración parecía querer asfixiarlo, convirtiéndose en la ansiedad que le golpeó el pecho, haciendo que abriese los ojos con pánico y tragase saliva sin saber ni siquiera donde se encontraba.

Light lo observó con preocupación, acariciándole la zona del pecho allí donde latía su desbocado corazón:

―¿Otra pesadilla?

―Light... ―susurró, con la voz rota y afligida. Se tomó unos segundos para recomponerse, cerrando los ojos al suave contacto de los dedos del castaño en su mejilla ―. Lo siento, ¿te he despertado?

El chico negó con la cabeza, acercando su cuerpo al del detective para abrazarlo con cariño. Hundió su rostro sobre la curvatura de su cuello y le dio un beso.

―No he podido dormir demasiado.

―¿Estás nervioso por el viaje?

Lawliet le sonrió como pudo, apartándole el cabello de la frente y abarcando con los labios toda la piel de sus mejillas. Aquel día iba a ser sumamente importante para todos, pero sobre todo para el japonés.

Irían a uno de los laboratorios centrales de la experimentación que Kai llevaba a cabo desde hacía muchísimo tiempo. Dado que ni la policía ni el gobierno parecían querer inmiscuirse, a Lawliet volvió a tocarle lo de tomarse la justicia por su mano, dispuesto a dejar en evidencia a las autoridades pertinentes en cuanto tuviese los resultados de tantos meses de investigación. No dejaría que ni Light ni las personas que usaron en sus experimentos fuesen olvidadas.

―¿Qué va a ocurrir cuando lleguemos? ― preguntó Light, temeroso debido a la incertidumbre que le provocaba el no saber como iba a sentirse cuando llegasen.

―Nada. Estaremos contigo; yo estaré a tu lado, ¿de acuerdo? ― contestó Lawliet, lamiendo de forma dulce la superficie de sus labios.

―¿Estás enfadado porque quiero ir con vosotros allí?

―Bueno, te mentiría si te dijese que me hace ilusión que vengas. Preferiría que te quedases a salvo, evitarte cualquier recuerdo doloroso... Pero entiendo que esto, en parte, es tuyo. Es importante que conozcas y seas consciente de todo lo que ocurrió contigo. Quizás encontremos respuestas ― sonrió, infundiéndole calma.

―Ojalá.

Aliviado y algo más espabilado de su mal sueño, Lawliet se removió juguetón, haciendo reír a Light cuando terminó posicionado sobre su cuerpo. Comenzó a besar su cuello y su mentón, deslizando una de sus manos por toda la piel de su torso hasta descender hacia el ombligo. Lo avergonzaba reconocer que parecían haberse convertido en dos personas demasiado calientes como para tener las manos quietas.

―Hueles tan bien... ¿Por qué siempre hueles tan bien? ― preguntó el detective, rozando travieso el pecho de Light, chupando y succionando allá donde abarcaban sus labios.

―Uhmm... A lo mejor es porque comemos demasiada azúcar ― respondió, acariciándole el cabello y mordiéndose el labio por la anticipación. Tener sexo con Lawliet era algo que le gustaba cada día más y más. Algo tan natural como hacer el amor parecía volverlo humano, calmando un poco la parte oscura y tétrica que tanto temía de sí mismo.

Lawliet ronroneó del gusto, agarrando con los dedos la ropa interior de Light para comenzar a deslizarla hacia abajo, besando todos los rincones de la piel de sus muslos. El gemido del castaño hizo que tomase aire, sintiéndose muy caliente.

Sujeto Nº 24Donde viven las historias. Descúbrelo ahora