▲ Capítulo 13 ▲

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¿Cuántos segundos llevaba paralizado mirando el cuerpo de Watari a través de la ventana? Beyond no había mentido cuando apretó el gatillo y le demostró que estaba allí, esperando un enfrentamiento.

Su infancia pasó por su mente entre imágenes y recuerdos vívidos. El día que Watari lo acogió, que le enseñó las bases para ser un detective o le curaba las heridas cuando se caía siendo solo un niño. Todo eso se había esfumado tan deprisa que tuvo ganas de gritar y acurrucarse en una esquina, ignorando todo lo que lo rodeaba. Pero ahora, siendo un adulto con tanta responsabilidad a su cargo, aquello era imposible.

Se alejó rápido del cristal, acercándose a Light cuando las zancadas, los gritos y los disparos se hicieron eco abriéndose paso entre los pasillos exteriores. ¿Cuántos hombres habría llevado consigo Beyond? Zarandeó al castaño, desesperado porque despertase o el efecto de los sedantes aflojase. Pero fue inútil.

―Light, despierta― gimió, mordiéndose el labio y colocándose a un lado de la puerta cuando sus palabras cayeron en saco roto. Tenía que actuar deprisa, hacer uso de las técnicas de defensa y ataque que conocía más que de sobra. Así que buscó uno de los bisturí de la sala médica y lo sujetó firme entre los dedos, dispuesto a matar al primero que entrase en la enfermería.

Tragó saliva y tomó aire, escuchando las voces cada vez más cercanas. Ni si quiera podía distinguir si eran conocidas; había demasiado ruido ahí fuera. El tiroteo había empezado en los jardines y por un momento tuvo un ataque de pánico al pensar en si Near o Mello eran las víctimas del mismo. ¿Estarían bien?

―¡¡Vamos a entrar!! ― gritaron tras la puerta.

Tuvo dos segundos de lucidez cuando pensó que alguien dispuesto a matarlos no avisaría de su entrada. Se apartó, con el bisturí en alto y apretando el puño frente a la cama donde yacía Light, protegiéndolo desde su posición.

La puerta se abrió con un fuerte golpe, haciendo que el detective casi se echase a llorar por el alivio. Matsuda y sus hombres le miraban preocupados, con las armas en alto y algunas manchas de sangre en la ropa.

―¡¡Elle!! ―gritó Near, escondido tras dos de ellos y con la mano firmemente sujeta a la de Mello. Sus pupilos se acercaron hasta abrazarse a él, demasiado asustados como para pensar que aquel comportamiento era algo infantil y adorable.

―¿Matsuda? ¡Creí que os había dicho que fueseis a Berlín! ― se echó a un lado cuando entraron.

Lo primero que hizo el japonés fue ofrecerle un arma.

―¡Gracias a los dioses que Jeevas nos avisó de que algo así podría ocurrir! ―dijo, mirando a Light ―. ¿Está bien? Tenemos que salir de aquí. Algunos hombres han comenzado con el tiroteo.

―¿Dónde está Matt? ― gritó Mello, acercándose a Light cuando Elle lo cogió en brazos y lo abrazó a su cuerpo.

―Ha estado informando al enemigo a mis espaldas ― dijo Lawliet, saliendo con mucha precaución de la sala médica. Había algunos cuerpos en el suelo y trozos de cristal debido al tiroteo. Ahora mismo tenía que poner a los chicos a salvo y rescatar el cuerpo de Watari. No iba a dejarlo en el jardín como si fuese alguien sin importancia. Se merecía un funeral digno si conseguían salir de allí.

―Jeevas os ha salvado la vida, Lawliet. Quizás no escogió el camino correcto pero gracias a sus avisos estamos aquí; aunque apenas quiso informarnos de su posición. Menos mal que hemos llegado pronto ― dijo Matsuda, escondiéndose en una esquina de la casa, cerca de la entrada ― O los matamos o nos matan ellos a nosotros. ¿Qué hacemos, señor? ―dijo, esperando órdenes.

Sujeto Nº 24Where stories live. Discover now