Capítulo 01 · Nuestro pseudo inicio

382 16 5
                                    

CANCIÓN PARA EL CAPÍTULO: 

Nervous - The neighbourhood

°

I

ANDREW

—¡Lo logramos, Drew! El amor ha muerto.

Así me dejaste, Darcie.

Con esa ironía de la cual te es imposible separarte.

Palabras tan simples que generaron algo peor que un tonto corazón roto.

Contigo todo siempre fue más que eso.

Porque te acuerdas de mí, ¿no? Fingimos que no es así porque eso nos ayuda a seguir con nuestras vidas, pero ambos pensamos en lo que nos hicimos. En cómo cumplimos a la perfección una serie de pasos que te volvías loca por seguir. Te aterraba pensarnos a nosotros dentro de esa lógica, de tu lista mental gracias a la que asumiste en un primer momento que no teníamos otra posibilidad que terminar así.

Supiste desde el inicio que no teníamos sentido.

¿Por qué lo hiciste de todas maneras?

¿Cómo podías quererme aun sabiendo que tarde o temprano me perderías?

E incluso así me permitiste pensar que estaríamos, queriéndonos, hasta morir.

—Y nosotros somos los asesinos.

Nietzsche no te puso un arma en la cabeza para que dijeras esas palabras. Las elegiste porque tenían sentido. Siguen teniéndolo. Y porque me dolerían.

Fue intencional. No querías darme lugar a pensar ni por un remoto segundo que esto no era también mi culpa. Tu paranoia por cómo evitar el dolor quería compartir conmigo una última cosa, y es la tristeza que significa romper sabiendo que eres culpable.

Así que aquí está, Darcie. La segunda virtud que veo en ti.

2. Fuiste, eres y probablemente serás siempre más lista que yo.

Ojalá fuera una metáfora, una manera indirecta mía—aunque esa siempre fue tu área—para decirte que te admiro por no haber caído en la trampa de pensar que estábamos destinados a ser más. Porque yo sí que caí, fui tan hondo que todavía sigo intentando salir. Suerte para mí, desde este pozo soy capaz de verte asomar tu cabeza por encima. Así es como caigo en la cuenta de quién de los dos superará al otro primero.

Supongo que me adelanté a los hechos más rápido de lo que tenía planeado hacerlo. ¿Qué sentido tendría, sino, contarte la historia que ya conoces? Ninguno, y ni a ti ni a mí nos gustan las cosas aburridas. Por eso este es mi punto de vista, mi manera de verte a ti, de ver este nosotros al que, según tú, nos encargamos de enterrar y, en parte, también para pedirte perdón.

Por llamarte Darcie sabiendo que no te gustaba.

Por hacerte creer que el amor tiene que terminar para ser real.

Y por cumplir tu miedo, el de quererme y dejarte querer.

Si tengo que darle un inicio a todo esto, diría que fue cuando todo se fue a la mierda. Cuando llegué a Gunnhild. Para ser específico, en el instituto de mierda para gente idiota al que asistíamos. Es un tipo de reformatorio para personas con problemas y, en definitiva, yo parecía encajar a la perfección en un lugar como ese.

La muerte del amor ©Where stories live. Discover now