Capitulo 23:

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     Se escucha la cerradura de la puerta ser abierta y ambos salen de sus cavilaciones y voltean mientras se levantan y quedan frente al pasillo que da a la puerta principal para ver de quien se trata, comienzan a oírse risas y voces.

- ¡JAJAJA! la pase muy bien, querido – dice dulcemente la mujer a su marido mientras le da un castoso beso, Liz se queda impresionada al verla.

    Es una mujer alta, de cabello rubio y largo, con un cuerpo esbelto y trabajado, con un aire de quinceañera que la hace ver joven a pesar de estar en sus cuarenta y tres, la edad que André le había dicho que tenía su madre, al lado de esta estaba un hombre igual de guapo que André, con semblante serio, pero con el mismo aire juvenil de su esposa, era evidente que a pesar de tener cuarenta y seis, este hombre se mantenía enérgico y ejercitado, su cuerpo era definido y corpulento, era obvio que el atractivo que André poseía, era la mayor parte por su padre, era tan iguales, pero muy diferentes.

    La pareja dejo sus dulces besos y abrazos, al percatase de la presencia de su hijo y de la joven Liz a quien no conocían.

- Oh hijo, ya llegasteis – dice la madre de André quien está parada al lado de su marido, quien tiene su brazo alrededor de la pequeña cintura de esta. – y por cierto ¿Quién es ella? – dice mirando de arriba abajo a Liz con arrogancia.

- Si ya llegué – dice André entre dientes – y si no lo hubiera hecho tus pequeños hijos fueran muerto asfixiados por tu culpa – dice con un tono gélido.

- ¿Qué dice? – dice su madre asustada, mirando primero a Liz y luego a André.

- André, no es muy educado de tu parte, decirle esas cosas mórbidas a tu madre y menos culparla – dice con el mismo tono gélido su padre, mirándolo severo.

- ¡¿Y de quien más va hacer la maldita culpa, sino es de la mujer que dejo el horno encendido y escapándose gas? ¡¿Ah?! Dime padre ¡¿de quién?! – grita alterando André a punto de caminar hacia sus padres, pero es detenido por Liz, el voltea a mirarla echando chispas de rabia por los ojos, pero ella se mantiene tranquila y le suplica con la mirada que se controle y así lo hace.

- ¿de que habla? Explícate – pide la mujer asustada.

- De que haciendo tus famosas galletas desaparecisteis, pero nunca se cocinaron las galletas, como lo pues ver, madre – dice con rabia haciendo énfasis en la última palabra mientras señala la mesita de centro donde está la bandeja de galletas sin cocinar. – ¡nunca las metisteis en el honor y Jason fue a buscarte en la cocina y se encuentra con una cocina vacía y oliendo a gas! – grita alterado – y ahora después de casi tres horas, te apareces felizmente sonriente ¡cuando casi matas a tus hijos! – grita desesperado para luego inclinarse hacia la mesita y tirarla.

- André cálmate – murmura Liz hacia André, la cual no había hablado esta entonces.

- ¡¿Quieres que me calme?! – le grita a Liz extendiendo sus brazos con desesperación – Pues da una razón que justifique el inadecuado comportamiento de mi madre – dice ahora mirando a su madre, quien tiene los ojos brillosos por las lágrimas y se aferra a su esposo para no derrumbarse de los temblores que siente.

- André no exageres las cosas, solo para querer alterar a tu madre – dice el hombre severo.

- ¡¿Alterarla, alterarla dice?! debería seguir hasta hacerla sentir culpable ¡¿crees que estuvo bien lo que hizo?! – le pregunta a su padre mientras comienza a caminar de un lado a otro.

- No digo que este bien, pero seguro fue un descuido – dice desinteresado.

- ¡Maldición! – ahora si grita André, llegando a la locura y comienza a jalar de sus cabellos con desesperación. – como siquiera te atreves a decir algo así – dice André en un susurro gélido, soltando sus cabellos y ahora si caminando hacia a su padre con la intención de golpearlo y este no se dejan intimidar, pero antes de que pueda llegar Liz se atraviesa en su camino – Liz quítate – le dice entre dientes, sin mirarla.

- No voy a quitarme hasta que te calmes – dice severa mirándolo, pero él no la mira – y mírame cuando te hablo – dice y él le obedece – vinisteis a mí para enseñarte como controlarte y eso hare – le dice mirándolo a los ojos, cruzando los brazos sobre su pecho. – ahora siéntate y habla con tus padres, como una persona civilizada.

    André no sabe que decir ni que hacer, pero hay algo en los ojos de Liz que hace que obedezca, así que se siente el sofá, con el cejo fruncido y con los brazos cruzados mientras aprieta sus manos en puños hasta poner sus nudillos en blanco.

- Hola, mucho gusto señor y señora Hamann, mi nombre es Liz Mitchell y soy la psicóloga de su hijo – dice ahora en dirección a los padres de André mientras les extiende la mano. El único en estrechar su mano fue el padre de André, que, a diferencia de su esposa, miro su mano con asco.

- Mucho gusto, llame James – dice el hombre un cálido tono.

- No quiero ser irrespetuosa, pero no hay necesidad de entrar en confianza – dice Liz seria, eso hizo sonreírburlón a André y sentirse orgulloso de que Liz se lo dijera a su padre.

   Los tres van hacia los sofás y se sientan, Liz se siente al lado de André en el sofá más grande, André solo mira un punto sin fin y sin ninguna expresión en su rostro, mientras que los padres de André se sientan en los sillones individuales.

<3

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Frase del día: -"Pero, aunque no tengamos el poder de elegir de dónde venimos, todavía podemoselegir a donde vamos desde ahí" – "Las ventajas de serinvisible"

Una Aventura con mi PacienteWhere stories live. Discover now