Capitulo 24:

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     Hacía rato que Liz les había explicado lo que sucedió a los padres de André saltándose la parte erótica que tuvieron en el consultorio.

    Había un silencio incomodo en la sala, el que solo era apaciguado por los jadeos y el llanto de la madre de André, que no dejaba de temblar, en un momento se levantó con intención de ir a ver a sus pequeños, pero los ojos de André la estrujaron hasta hacerla retroceder y sentarse de nuevo.

- ¿Acaso no piensas explicarme que paso? – dice en un tono gélido André en dirección a su madre.

- Eh... pues... - balbucea su madre desesperándolo.

- Deja, yo le explico – dice el hombre en dirección a su esposa, colocando una de sus manos en una de las rodillas más cercana a él.

- ¡deja que por alguna vez en su vida se haga cargo de sus errores! – explota André hacia su padre. Antes de que su padre pueda reprenderlo, habla su madre.

- Déjalo, tiene razón, dejo afrentar mis errores – dice mientras enjuaga su flema. – es cierto lo que dijo Jasón, yo les estaba haciendo unas galletas a él y a Jade, siempre tengo la costumbre de encender el honor para que se caliente primero, antes de meter las galletas, y eso fue lo que hice, hasta que tu padre apareció en la ventana de la cocina y fui a ver porque estaba tan temprano en casa y me dijo que se había escapado unos minutos para verme porque me extrañaba – todo lo dice mirando apasionada a su noble marido, que la mira de la misma manera.

    Liz se conmueve con la hermosa escena que le están ofreciendo la pareja de más de 25 años de casados, que aún se aman como jóvenes, André solo bafea y los mira con el cejo fruncido.

- Y bueno me dijo que diéramos un paseo, que sería rápido, pero teníamos tiempo sin salir juntos, sin mirar la naturaleza, sin caminar por las calles agarrados de la mano, que caímos en el hechizo y nos olvidamos de las horas – dice apasionada mirando con amor a su esposo, cayendo otra vez en el hechizo de sus miradas unidas.

- Y no solo se olvidaron de la hora, sino también de sus hijos más pequeños – dice gélido André, deshaciendo el encanto mundo en donde estaba sus padres.

- Ya deja de exagerar las cosas, ya que al parecer Jasón puedo controlar la situación – dice su padre en un tono neutro.

- No es al parecer que controlo la situación – dice con sarcasmo e ironía André – el controlo la situación y debe ser felicitado por eso, pero no te preocupes, yo lo hare, yo lo premiare y hare lo que te toca y le diré que fue de tu parte, para que te siga amando, porque siempre que ellos hacen algo y ustedes no lo notan, se desilusionan y se entristecen, pero yo les hago una sorpresa y digo que es de parte suya y vuelve a ellos la confianza y la felicidad – André lo dice en un tono en voz baja, en un tono siniestro y gélido, haciendo estremecer a sus padres, quienes están acostumbrados a sus gritos y más con esa confesión que no se esperaban – vámonos Liz – dice para luego levantarse y caminar a grande zancadas en dirección fuera de la casa.

Salen de la casa y entran en la 4x4 de André, este enciende el motor y arranca, trata de controlarse para no ir en más 120 km, ya que ahora no está solo, no sabe adónde ir, esta tenso, aprieta sus manos en el volante, volviendo sus nudillos blancos, quiere despejarse y sin darse cuenta su subconsciente lo llevo al bosque, al que Liz lo llevo para relajarse, se estaciona y no habla como lleva durante todo el viaje y aunque parezca que ignora a Liz, está muy consciente que lo sigue con firmes pasos.

    Camina por el sendero y siente un aire fresco, cálido y acogedor, una briza pasa por su rostro y lo hace cerrar sus ojos y suspirar cansado, llega hasta donde está el lago y se sienta cerca de esto, sintiendo como la bella damisela copia su acción, sentándose a su lado, el bosque es un lugar mágico e hipnotízate, los arboles se ven sombríos, pero a la vez hermosos, el cielo se encuentra en su mayor esplendor, totalmente estrellado, con una hermosa luna llena, que se refleja en el lago, dando unos colores azueles, morados y blancos, al bosque, volviéndolo mágico, hechizan te, lozano, siniestro, envuelto en una noche fresca y cuando voltea, se encuentra con el perfil de la bella damisela, en su cara se puede leer, la fascinación, el encanto y el éxtasis que siente, al ver el lugar y más al estar en él.

    El lugar se volvió un mágico lugar, cuentos de hadas, haciéndolo estremecer y sentirse melancólico, queriendo deshacerse de todos sus tormentos, pero no se cree capaz de desahogarse y verter todas esas lagrimas que tanto se ha resistido en desechar.

    Llorar no es algo muy varonil y mucho menos aceptable, ya que puede dejar en evidencia tus debilidades, pero mientras estaba sentado en esa hierba, con el aire fresco en su rostro, se dejó llevar por el mágico mundo que lo rodeaba, sabía que nada saldría de ese lugar, que ahí nadie lo juzgaba por ser poco hombre para llorar y entonces coloca sus codos en cada una de sus rodillas y su cara entre sus manos, para así taparla y sentirse seguro por un momento, comienzo a llorar, a llorar todas esas lagrimas que por años se rehusó en verter, sus sollozos eran irregulares, disminuidos por sus manos, lloro con rabia y tristeza, lloro por sus hermanitos, por lo padres que él, tuvo en antaño, lloro por las decisiones que tuvo que tomar por obligación, lloro por todos sus errores, lloro hasta que sus pulmones dolían y su corazón se apretaba, sintió desesperación y unos brazos finos, lo rodearon, haciendo descansar su cabeza sobre un pecho, acariciándolo, sin decir palabra y él entendía porque el silencio, que podía decirle ella, se dejó llevar y rodeo la cintura de ella con sus grandes brazos y se acorruco más a ella, dejándose llevar mientras apaciguaba su llanto.

<3

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Frase del día: - "Nunca pienses que lo justo es lo correcto, porque si te meten un dedo en el culo queda justo, pero no es lo correcto" -

H

Una Aventura con mi PacienteWhere stories live. Discover now