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DongYoung estuvo ansioso toda la comida, y parte del trayecto en auto hacia la estación de policías.

Deseaba tener el frágil cuerpo de RenJun entre sus brazos, poder cuidar de él tal y como lo había hecho todos aquellos años.

Durante los seis meses que vio por perdido a su hermano, DongYoung sintió que el vacío en su vida sería eterno. Les habían dado esperanzas pero siempre el tiempo se encargaba de tirarlas abajo como pequeñas piezas de dominó.

Aún si su vida con TaeYong hubiera ido bien, nada habría sido lo mismo, RenJun había sido el único propósito que había tenido durante casi nueve años de su vida. Lo soporto todo para que su hermano fuera lo más feliz posible, hubiera sido imposible que su felicidad se completará sin el pequeño pedazo de mundo que le arrebataron.

Las manos le temblaban y se sentía mareado.

Cuando TaeYong le extendió su móvil, su mente estaba demasiado ocupada tratando de pensar como estaría su hermano, si le habrían causado demasiado daño o si su forma de ser espontánea y amorosa había sido cambiada por algún momento duro. Tenía miedo que le hubieran arrebatado la inocencia de sus cortos años.

Llevó su mano cerca de su boca y comenzó a morder la uña de su dedo pulgar, usando la otra para apretar su propia pierna. Fue la mano de TaeYong la que paró su acción, haciendo que DongYoung lo mirara con ojos preocupados.

Aguardaron en un semáforo y cuando el Alfa le sonrió, sintió como su cuerpo se relajaba. Su mano apretó gentilmente la del contrario.

"Tranquilo, llegaremos pronto." Dijo y DongYoung asintió lentamente mientras mordía su labio. "Podrás tenerlo entre tus brazos dentro de minutos."

Eso era exactamente lo que el deseaba.

Entregarle a RenJun todo el amor que no pudo darle en meses. Ser un buen hermano y disculparse por dejar que algo como aquello le pasara.

Quería que TaeYong lo conociera, que su madre fuera a verlo y poder estar juntos.

Como familia.

Cómo lo que tanto extrañaba.

Llegaron a la comisaría y el omega tuvo que luchar contra sus instintos para no salir corriendo del auto hacia los pasillos de la edificación.

Tomó la mano de TaeYong con fuerza cuando comenzaron a caminar hacia la puerta principal y entraron por la misma. Estaba nervioso. Mucho.

"Buenas tardes jefe." Dijo una mujer sentada en un escritorio bastante organizado. Los ojos de ella no perdieron detalle acerca de la presencia de DongYoung. Pero habían sido instruida para ser discreta y eficiente.

"Wendy, iremos al pabellón donde se encuentran los niños. Él es el familiar de Kim RenJun." La chica pareció algo sorprendida al escucharlo e inmediatamente tomó el teléfono ubicado en el lado izquierdo de su escritorio.

"Avisaré a los de ronda para que los dejen pasar."

El camino fue como un laberinto para el Omega, su mente no grababa indicaciones ni pasillos. Estaba solo siendo guiado por las cálidas manos de TaeYong, que de vez en cuando cruzaba palabras que uno que otro uniformado.

"Buenas tardes comandante." Dijo un hombre un poco más grande que TaeYong.

"Kim, vengo a ver a uno de los niños." Dijo TaeYong y el hombre alzó una ceja.

"Comandante Lee, ¿Y quién es el muchacho que viene con usted?" Preguntó el hombre, cruzándose de brazos de manera prepotente.

TaeYong sacó unos papeles que DongYoung no había visto antes, presento su credencial y unas copias extra.

The One I Can't Love [TaeDo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora