[007] - Rota y ajada

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Decir que la relación de Anna con Sam se había convertido inestable era un subestimar la situación. La pelirroja se sentó en el sofá en la cabaña de Rufus, con la rodilla rebotando mientras miraba su teléfono. Una parte de ella pensaba que Sam era un hombre decente, lo que significaba que ayudaría a cualquier persona que le importase, por eso había regresado con Amelia cuando había recibido el mensaje falso.

Pero por otro lado, la ausencia de llamadas y el hecho de que no había vuelto le sugería lo contrario. Había estado sentada en la cabaña pensando durante días, preguntándose si eso era todo. ¿Esa era su manera de decirle que había terminado con ella? ¿Había hecho su elección y había decidido que no quería que fuera parte de su vida doméstica?

Su relación también sería inestable con Dean si no fuera por su incesante preocupación. Debería estar tan enojada con él por enviar ese texto sabiendo cómo se sentía con la relación de Sam y Amelia. Siempre que se sentía enfadada con él, recordaba lo que era estar sin ninguno de los Winchester. Recordaba ese tiempo de soledad. Ese miedo de perderlos a ambos era lo único que le impedía pelear con Dean.

¿Quién sabe? Tal vez Sam había decidido que ella era más esfuerzo del que.

Y Anna no estaba tan sorprendida. Estaba tan rota. Era tan difícil estar con alguien como ella y lo sabía. Le había pasado antes, cómo no iba a pasarle ahora. Por supuesto, ellos finalmente verían que no valía la pena. Era una bella mujer para pasar un rato de diversión ¿quién en su sano juicio iba a querer tener una relación seria con ella?

¿Tal vez debería dejar a Dean antes de que se diera cuenta el peso que su hermano se sacó de encima? ¿Y si ya se había dado cuenta? Había vuelto de Texas anoche, sin decir nada, excepto que Sam no regresaría. No había dormido en la misma cama que ella tampoco.

La mañana siguiente apenas la había mirado y mucho menos hablado. Luego se fue, diciendo algo acerca de que debía aclarar la cabeza. ¿Y si no regresaba tampoco?

Cuando una lágrima cayó por su mejilla, suspiró cansada y se puso de pie. Estaba actuando como una adolescente estúpida. Había llorado muchas veces por hombres, tantas que ya había perdido la cuenta. Se juró no volver hacerlo. Eso antes de conocer a los hermanos.

Se frotó las manos sobre su rostro, limpiando sus lágrimas y se giró hacia la cocina, pero sólo pudo gritar y saltar cuando vio a Cas de pie allí.

—¡Maldita sea, Cas! ¿Cuántas veces tengo que decirte que no hagas eso?

—Anna, necesito tu ayuda. El ángel Samandriel... se lo han llevado.

—Quieres decir Alfie, ¿el chico de la salchicha en el palito?

Asintió. —Sí. Yo... escuché su llamada de socorro esta mañana.

—¿Qué, por la radio ángel? Dean dijo que la habías apagado.

—Bueno —dijo—. Mi penitencia está yendo bien, así que pensé que era hora de volver a encenderla. He estado ayudando a gente, Anna.

Ella le dió una sonrisa. —Eso es estupendo, Cas. Bien. Entonces, ¿quién atrapó al ángel más adorable del cielo?

La miró solemne. —Crowley.

Ella suspiró y se rascó la nuca. —Estupendo.

—Samandriel está retenido en el área de Hastings, Nebraska.

—¿"El área"? ¿Eso es todo lo que tienes?

—Sí, por eso necesito tu ayuda. Parece que esto incluirá... hablar con la gente.

Anna sonrió y se acercó para darle una palmadita en el hombro. —Vamos, Cas, pensaba que ya eras un cazador —pasó junto a él y se sentó en la mesa frente a la computadora portátil de Sam.

entre los hermanos | supernatural¹Où les histoires vivent. Découvrez maintenant