[005] parte I

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Anna se sentó con las piernas cruzadas encima de la mesa en la mazmorra frente a Crowley mientras miraba la página de los garabatos que Sam le había dado.

—He estado pidiendo educadamente material de lectura durante semanas, ¿y esto es lo que me has traído? —dejó caer el papel en su regazo—. Paso.

La pelirroja suspiró cuando levantó la página y la sacudió. —Vamos, Crowley. ¿Sabes leer Elamita o no?

—¿Por qué nunca me llamas papá?

Anna parpadeó un par de veces en estado de shock. Siempre supo que Crowley tenía una cosa de padre e hija para con ella. Nada sexual, sin embargo la inquietaba un poco. Nunca tuvo bien en claro porque.

—Eso es... espeluznante —Anna hizo una mueca mientras miraba a Sam. Su rostro era serio, no había ninguna mueca de felicidad—. Además tuve un padre. Bastante imbécil pero tuve uno, no intentes cambiar el tema.

Crowley suspiró mientras se cruzaba de brazos. —No es en absoluto mi favorita de las lenguas antiguas, pero sí.

—¿Nos ayudarás a leerlo?

—¿Por qué demonios iba a hacerlo?

Anna le dio una sonrisa de esperanza. —¿Porque eres mi papá?

Con una mirada supo que era la excusa más estúpida que le había dado alguna vez. Sin importar los sentimientos de Crowley con ella, nunca le haría ningún favor sin obtener algo a cambio. No mientras supiera que ella iría corriendo de nuevo hacía los Winchester.

Su hombro estaba caído. —Bien. No quería sacar el tema, pero... no me dejas otra opción. Yo estaba allí esa noche. Vi lo que la humanidad te hizo —se burló Anna—. Te guste o no, hay una pequeña parte de ti que no es un idiota.

—Lo siento, pequeña. Hasta la última gota.

—Está bien —interrumpió Sam mientras daba un paso hacia adelante, envolvió un brazo alrededor de su cintura y la levantó de la mesa poniéndola de pie—. Tuviste tu turno. Ahora es mío —dio un paso atrás y apoyó las manos en la mesa—. Crowley, la única razón por la que sigues vivo es porque mi hermano pensó que podrías ser útil. Hasta aquí, lo has hecho.

Crowley sonrió. —Tú y yo sabemos que esa no es la única razón por la que estoy vivo, Alce —él la miró.

Sam suspiró y negó con la cabeza mientras se enderezaba. —De vuelta al plan B, supongo.

Ambos se voltearon para salir de la habitación, pero tal como Sam había predicho, la curiosidad de Crowley lo había hecho caer.

—¿Qué es?

—Entregarte a Abaddon —contestó Sam sin mirar hacia atrás.

—¡¿Crees que puedes amenazarme con esa mercenaria?! —gritó Crowley. Anna y Sam se giraron para mirarlo—. Es toda la furia, sin delicadeza.

—No estoy tan seguro —lo contradijo Anna—. En nuestro último encuentro con Abaddon era... era bastante aterradora —se rió entre dientes—. Más temible de lo que tú has sido en años.

Crowley entrecerró los ojos. —Tráeme eso.

La pelirroja y Sam compartieron una mirada. Para ser honesta, ella no creía que su plan fuera rentable. Supuso que le debía diez dólares.

Los dos se acercaron a la mesa una vez más y le devolvió la página a Crowley mientras Sam apoyaba sus manos sobre la mesa de nuevo.

Él miró hacia abajo pero, para su diversión, todo fue una artimaña. En el momento en que tuvo la página, Crowley la convirtió en una bola y se la tiró en la cara a Sam con un berrinche.

entre los hermanos | supernatural¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora