[014] - Sacrificio

1.8K 141 30
                                    

—Tienen menos de un minuto antes que un muy querida, atractiva, y ligeramente borracha amiga suya muera.

Anna se frotó los ojos mientras escuchaba la engreída voz de Crowley por el altavoz de su teléfono. Sam se sentó al otro lado de la mesa, con el ceño fruncido mientras reflexionaba sobre el plan. Podía sentir que cuanto más cerca estaba del final, más comenzaba a preocuparse por ella.

Dean estaba demasiado enojado como para preocuparse en ese momento. O al menos usó la ira para ocultar su preocupación. Si ese era el caso, entonces su ceño fruncido significaba que estaba aterrorizado.

—Déjala, Crowley —habló Anna.

—¿Por qué?

—Porque se acabó, hijo de puta —Dean gruñó—. Queremos hacer un trato.

—Treinta segundos —dijo Crowley.

—Nosotros paramos las pruebas y tú paras los asesinatos —la pelirroja intentó convencerlo.

—Quiero la tabla de demonios. La tabla de demonios entera.

Anna se mordió el labio y miró a los hermanos. —Bien, pero entonces la tabla de ángeles viene con nosotros.

—¿Por qué motivos? —soltó Crowley. Ella nunca lo había escuchado estar tan indignado.

Dean le arrebató el teléfono de su mano. —Por los motivos de que eres un imbécil y ningún imbécil debería tener tanto poder. ¿Hay o no hay trato? —gruñó.

—Primero, tengo que oír dos pequeñas palabras... Me rindo.

Dean rodó los ojos y miró hacia un lado. Al principio, Anna pensó que estaba enterrando su orgullo lo suficiente como para decirlo. Pero luego tomó demasiado tiempo. El tiempo suficiente para que Crowley comenzara la cuenta regresiva desde cinco.

Ella saltó de su asiento. —Me rindo —gritó antes de que él alcanzara el uno.

—Buena chica —la halagó—. Siempre supe que mi pequeña dulzura salvaría el día. Te enviaré una dirección, los veo en una hora. No lleguen tarde.

Anna le arrebató el teléfono a Dean con una mueca cuando Crowley colgó. —Sabes que odio cuando me quitas las cosas de la mano.

—Chicos —dijo Sam mientras se ponía de pie.

Las luchas entre Anna y Dean se habían vuelto constantes desde que comenzaron las muertes, Sam estaba aprendiendo a leer el lenguaje corporal más rápido que nunca antes. Una mirada a los dos y él ya sabía que una pelea estaba a punto de estallar.

Dean la miró con el ceño fruncido. —Bueno, odio cuando el Rey del Infierno te llama "miel" y se piensa que es tu amigo. Pero no voy por ahí quejándome, ¿o sí?

—Dean —advirtió Sam.

Dean no notó como los ojos de Anna se ponían brillosos, pero su hermano sí. Y cuando salió furiosa de la habitación sin decir una palabra, Sam se enojó más con él.

—¿Qué demonios? —exclamó Sam mientras Dean se giraba hacia él.

—¿Qué? Ella comenzó.

—¡Por supuesto que sí! Has estado actuando como un idiota con ella todo el día —Dean rodó los ojo e intento irse pero Sam lo detuvo con una mano sobre su pecho—. Hablo en serio, Dean. Tienes que parar con esto. Anna no ha estado bien.

—Sí, bueno, las pruebas hacen eso —Dean intentó pasar pero su hermano lo detuvo de nuevo.

—No son solo las pruebas —mientras Dean lo miraba con impaciencia, Sam se pasó la mano por la boca, eligiendo las palabras—. La escuche hablando con Emily. Y tú sabes que ella no es muy fanática de nosotros.

entre los hermanos | supernatural¹Where stories live. Discover now