[013] - Meta ficción

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Anna deslizó su mano a través de la capa de vapor que se había formado en el espejo. Primero miró sus ojos verdes cansados y los círculos oscuros debajo de ellos. Luego su mirada bajó a su cuerpo desnudo, pequeñas gotas de agua aún caían de su cabello húmedo y se resbalaban por su cuello.

Estaba más flaca, eso era notable a simple vista. No flaca a nivel de que se le notaban las costillas pero si había perdido bastante peso. Si no fuera por Sam que estaba constantemente atrás de ella insistiendo en que comiera hubiera sido mucho peor.

Ella le había dicho a Sam que se cuidaría y recuperaría pero le resultaba tan difícil. Lo único que quería hacer era dormir. Tal vez si tenía suerte un día se dormiría y no volvería a despertar. Pero se lo prometió a Sammy, y no solo a él, sino a un montón de gente más.

Un montón de gente que realmente la amaba, aunque ella no pudiera notarlo. 

Ella no lo sabía, pero Dean estaba parado al otro lado de la pared, mirando su propio reflejo, su propia cicatriz.

La Marca de Caín ardió en su piel y con ella surgió el impulso incesante de rodear con sus dedos la Primera Espada y hundirla en algo. 

O alguien.

****

Sam estaba hablando por teléfono mientras caminaba alrededor de un montón de papeles esparcidos en la mesa de la sala de control. —Sí. Bien. Gracias, Carlos. Escucha, tú, si oyes cualquier cosa sobre actividad demoníaca, avísame, ¿de acuerdo? Lo aprecio —colgó justo cuando Dean entró—. Hola.

—¿Algo? —preguntó Dean.

—Sí. Una docena de casos relacionados con demonios, personas sin alma actuando, pero...

—Pero no hay señal de Abbadon.

Sam asintió. —Cierto. Parece que ella ha desaparecido.

—Bueno, solo tenemos que seguir buscando.

Dean pasó su mano por la marca que se asomaba debajo de su manga enrollada.

—¿Estás bien? —el ceño fruncido de Sam era profundo.

—Sí. Estoy bien.

Ambos levantaron la vista cuando Anna entró. Sam no pasó por alto la forma en que sus brazos se abrazaban a sí misma y se frotaba arriba y abajo, al igual que Dean.

—¿Cómo te sientes? —le preguntó Sam, sabiendo que obtendría la misma respuesta.

—Bien —contestó—. Pongámonos a trabajar.

Ni siquiera había pasado media hora antes de que Castiel llamara con noticias. Gadreel había estado reclutando ángeles para Metatron. Aquellos que no se unían eran masacrados.

A Anna le enfermaba que sus acciones no la hicieran pensar mal de él.

Ninguno de los hermanos parecía feliz por eso. Entonces, sabiamente mantuvo la boca cerrada. No dejaba de decirse a sí misma que estaba esperando el momento adecuado para contarles sobre qué y quién era ella, pero estaba empezando a pensar que solo era una cobarde.

—¿Y Gadreel dijo que los ángeles están regresando al cielo? —preguntó Dean mientras se apoyaba en la mesa—. ¿Cómo? Pensé que el hechizo era irreversible.

entre los hermanos | supernatural¹Where stories live. Discover now