In the rain. (Vkook/Taekook)

Capítulo 34- Kang.

A la mañana siguiente, lo primero que JungKook vio al despertar, fue el rostro de TaeHyung.
El mayor se encontraba abrazando al pequeño por la cintura mientras el pelinegro tenía la cara justo frente a la del castaño.

Kookie en serio amaba la costumbre de Kim de abrazarlo por las noches.

La pesadilla de la noche anterior había sido como las de las otras noches.
Él se encontraba en medio de una habitación totalmente blanca, con ropa blanca y descalzo.
Su padrastro entraba, también totalmente vestido de blanco, y sin decir palabra, comenzaba a pegarle.
Por más que el pelinegro tratara de defenderse, el hombre le ganaba en fuerza y tamaño, por lo que lo único que podía hacer era soportar el dolor mientras veía como las ropas de ambos, las paredes y el piso se manchaban de rojo debido a la sangre.

Pero esa no era la parte que más le dolía de la pesadilla, la parte que más le dolía, era dónde veía a sus amigos y a su familia a través de la única ventana que aquella habitación tenía.
Ellos lloraban y gritaban su nombre con tanto dolor que sentía que el dolor que él sufría no era nada comparado con el que ellos debían soportar.
Pero por más que él los llamara, golpeara el cristal o gritase con toda la fuerza de sus pulmones, nunca lo veían.
En su sueño, era invisible.

––Sé que soy guapo, pero me preocupa el hecho de que no estés parpadeando. –– la voz burlona de su novio lo sacó de sus pensamientos.

––Tienes toda la autoestima que yo no tengo, y eso es mucho. –– ambos rieron.

––Tú eres el que debería tener una gran autoestima, eres muy guapo para tu edad mocoso.

––Ah YoonGi hyung, ¡Salga del cuerpo de mi novio! –– Jeon contempló como el castaño comenzaba a reír.

––En verdad eres especial galletita. –– JungKook sonrió para después darle un beso al castaño.

––Buenos días, alíen. –– susurró con una sonrisa cuando se separaron.

––¿Alíen? –– preguntó haciéndose el ofendido el mayor.

––Sí, alíen.

––¡Soy tu hyung! ¡Debes respetarme!

––Alíen alíen alíen alíen. –– canturreo el menor.

––Agh, ya verás, Jeon. –– el pelinegro salió disparado de la cama hacia la sala, siendo perseguido por su novio.

El departamento se lleno de risas, pequeños chillidos y gruñidos que ambos soltaban mientras corrían alrededor.

Eventualmente, TaeHyung alcanzó al pequeño, haciéndole cosquillas mientras éste se retorcía entre sus brazos.

––¡Yah! –– gritó el pequeño entre risas mientras trataba de apartarse de las manos de su novio.

––No, me llamaste alíen.

––¡Lo siento!

Kim soltó al niño mientras ambos reían.

––Ah, te quiero TaeHyung.

Y fueron esas palabras, las que hicieron sentir al mayor como si fuese el hombre más feliz del mundo, aunque sólo lo fuera por unos segundos.

Eran palabras que se escuchaban tan bonitas saliendo de los dulces labios de su niño, que no pudo hacer más que suspirar para después sonreír como un completo tonto enamorado.

––Yo también, pequeño.

Se sonrieron.

Ese día, era uno especial, porque era el primer día en el que el pelinegro iría al psicólogo.
Su cita era a las 3:00 p.m, y el pequeño estaba un tanto nervioso.