In the rain. (Vkook/Taekook)

Capítulo 51- Park JiMin.

Antes de empezar el capítulo, quiero pedir una disculpa. Estoy preparándome para varios exámenes que son importantes y difíciles, así que me están quitando la mayoría del tiempo y no puedo escribir con la frecuencia que me gustaría, lo siento :c

El día de clases transcurrió de manera normal para los tres muchachos.
Lisa y JungKook se habían hecho más cercanos, de la misma manera que la amistad con BamBam del menor se había fortalecido, y el pelinegro no podía estar más feliz por ello.
Después de varios meses de soledad, tener amigos en su salón de clases le parecía el paraíso.
Por mucho tiempo, el chico había tenido que ocultar su tristeza detrás de libros y cuadernos de dibujo, aparentando que la soledad no le destrozaba el corazón como si fuera de cristal.
Por otra parte, Lisa se sentía melancólica de vez en cuando al ver la sonrisa del menor.
Le causaba felicidad ver que el chico estaba bien, que sonreía más a menudo y que ahora tenía la confianza para decir las cosas que pensaba, al menos con ella y BamBam tenía esa confianza, y para la rubia eso era un alivio, puesto que uno de los motivos por los cuales la chica se había acercado al pelinegro era enmendar todo el daño que su hermana le había hecho.
Su relación con la mayor se había hecho más tensa, ya no hablaban como antes, ya no confiaban como antes, y sobre todo, Lisa ya no la admiraba.
La menor estaba más que enojada con  ella, y no la perdonaría, no hasta que la chica pidiera perdón al menor, y hasta entonces, Lisa se encargaría de quitar los mensajes de su banca antes de que él llegara, se encargaría de evitar que se burlaran de él haciendo uso de su popularidad, haría todo lo que estuviese en sus manos para que el pelinegro pudiese vivir tranquilo y feliz.

BamBam también defendía al pequeño, porque sentía la necesidad de hacerlo, porque quería hacerlo.
Ver al pelinegro en brazos de Kim TaeHyung, siendo rescatado de las garras de su padrastro le había ccausado un gran impacto.
Lo había visto tan frágil, al borde de la muerte, sin embargo, no creía que el chico fuera débil, no, sólo alguien fuerte podría sobrevivir a algo así.
Por eso mismo, BamBam lo defendía, porque JungKook ya había sufrido más de lo que cualquier persona de su edad debería sufrir, porque Jeon ya había ganado una difícil batalla por su cuenta, y era el turno de sus amigos y familiares de luchar por él para que el pudiera descansar, reunir fuerzas y levantarse para la próxima batalla que la vida le tuviese preparada. El pelirrojo esperaba que la siguiente batalla no fuese tan sangrienta para el menor.

...

Cuando fue hora de regresar a casa, JiMin, JungKook y TaeHyung se reunieron como siempre en el pasillo que se encontraba frente al aula del menor.
Los mayores acompañaron al pelinegro a dejar la caja café en el lugar en el que la habían encontrado para después caminar juntos hacia donde tomarían el autobús.

JiMin iba un tanto nervioso y ansioso por llegar a su casa, puesto que hablaría con sus padres para saber si podía contarles acerca de su relación con Min YoonGi sin problemas o si tendría que pensar una manera de decírselo y explicárselos para que lo entendieran..
JiMin no pedía que lo apoyaran, aunque si lo hicieran sería genial e infinitamente feliz, se conformaría con que siguieran tratándolo de la misma manera en la que lo hacían en ese entonces, que no se decepcionaran de él y que lo siguieran amando.

"Por favor, que me sigan amando."

Rogó mirando el cielo mientras bajaba del autobús.
JungKook y TaeHyung le habían dado palabras de apoyo antes de bajar del transporte, asegurándole que todo estaría bien y que probablemente sus padres aceptarían bien su relación.
JiMin quería que tuvieran razón con todas sus fuerzas.
Caminó más lento de lo normal hasta su casa, tratando de retrasar lo inevitable. Abrió la puerta con la copia de la llave original que él tenía y sostuvo el picaporte por unos segundos, respirando profundo unas cuantas veces antes de entrar.
Apenas puso un pie dentro de su hogar, un montón de sonidos familiares para él llegaron a sus oídos.
El sonido de su padre haciendo la comida, pues a su madre no le gustaba cocinar.
Los gritos de su hermano menor porque había perdido una partida de su videojuego favorito (que realmente cambiaba cada mes) llegaron desde la sala, y finalmente, su madre hablando por teléfono con su jefa. Todo estaba como siempre.